El trabajo y el ejercicio contribuyen a la salud, 10 de julio
En la multitud de tus caminos te cansaste, pero no dijiste: No hay remedio;
hallaste nuevo vigor en tu mano, por tanto, no te desalentaste.
Isaías 57:10
.
Algunos piensan que las riquezas y el ocio son realmente bendiciones. Pero
cuando algunas personas se enriquecen, o inesperadamente heredan una fortuna,
interrumpen sus hábitos activos, están ociosos, viven cómodamente y su utilidad
parece terminar; se vuelven intranquilos, ansiosos e infelices, y su vida pronto se
acaba.
Los que siempre están ocupados, y llevan a cabo alegremente sus tareas diarias,
son los más felices y más sanos. El descanso y la calma de la noche brinda a sus
cuerpos cansados un continuado sueño. El Señor sabía lo que traería felicidad a
los seres humanos cuando les dio el trabajo. La sentencia de que debían trabajar
para ganar su pan, y la promesa de futura felicidad y gloria, vinieron del mismo
trono. Ambas son bendiciones...
El ejercicio ayuda a la digestión. Salir a caminar después de comer, andando
con la cabeza erguida y los hombros echados para atrás, haciendo un ejercicio
moderado, es muy provechoso. La mente se desviará del yo hacia las bellezas
de la naturaleza. Cuanto menos atención se preste al estómago después de una
comida, mejor. Si temen constantemente que la comida les va a hacer daño, sin
ninguna duda que les hará mal. Olvídense del yo y piensen en algo alegre...
Los pulmones no deben ser privados de aire puro y fresco. Si hay un momento
en que el aire puro es necesario, es cuando alguna parte del organismo, [como]
los pulmones o el estómago, se enferma. Un ejercicio prudente llevaría la sangre
a la superficie, aliviando así los órganos internos. Un ejercicio vigoroso, pero
no violento al aire libre, con un ánimo alegre, activará la circulación y dará un
brillo saludable a la piel, y enviará la sangre vitalizada por el aire puro a las
extremidades.
El estómago enfermo se aliviará con el ejercicio. Con frecuencia los médicos
aconsejan a los enfermos que visiten países extranjeros, que vayan a las termas o
que naveguen por el océano con el fin de recuperar la salud, cuando en nueve de
diez casos si se alimentaran moderadamente e hicieran un ejercicio saludable con
ánimo alegre, recuperarían la salud y ahorrarían tiempo y dinero. El ejercicio, y
un empleo libre y abundante del aire y de la luz del sol, que son bendiciones que
el Cielo brinda libremente a todos, darían vida y fuerza al demacrado enfermo.—
Testimonies for the Church 2:529-531
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