La tierra producirá en abundancia para los obreros diligentes,
5 de agosto
Y el árbol del campo dará su fruto, y la tierra dará su fruto, y estarán sobre
su tierra con seguridad; y sabrán que yo soy Jehová, cuando rompa las
coyundas de su yugo, y los libre de la mano de los que se sirven de ellos.
Ezequiel 34:27
.
Hay necesidad de un conocimiento mucho más amplio con respecto a la
preparación del suelo. No hay suficiente amplitud de criterio en cuanto a lo
que puede obtenerse de la tierra. Se sigue una rutina estrecha e invariable con
resultados descorazonadores. Que las capacidades educadas se empleen en idear
mejores métodos de trabajo. Eso es exactamente lo que el Señor desea.
Se necesita una capacidad inteligente y educada para idear los mejores mé-
todos en la agricultura, la edificación y en toda otra área, para que el obrero no
trabaje en vano. Dios, quien hizo el mundo para beneficio de los seres humanos,
proporcionará los medios de la tierra para sostener al trabajador diligente.
La semilla plantada en un terreno preparado cuidadosamente, producirá su
cosecha. Dios puede preparar una mesa en el desierto para su pueblo. Hay muchas
lamentaciones por el terreno improductivo, cuando, si la gente leyera el Antiguo
Testamento, vería que el Señor sabía mucho más y mucho mejor de lo que saben
ellos en cuanto al tratamiento adecuado de la tierra. Después de haber sido trabaja-
do por varios años, y de dar sus tesoros a la posesión de la humanidad, se debería
permitir descansar a parcelas del terreno, y después debería hacerse una rotación
de los cultivos. También podemos aprender mucho del Antiguo Testamento con
respecto al problema del trabajo.
La tierra tiene sus tesoros escondidos, y el Señor preferiría que miles y dece-
nas de miles trabajarán la tierra, gente que ahora se apiña en las ciudades para
conseguir una oportunidad para ganar una bagatela. Debe hacerse que la tierra dé
su fuerza, pero sin la bendición de Dios nada se puede hacer.
En el principio, Dios contempló todo lo que había hecho, y dijo que era bueno
en gran manera. Como consecuencia del pecado, se pronunció la maldición sobre
la tierra, pero, ¿debe multiplicarse esta maldición por el pecado creciente? La
ignorancia está haciendo su obra funesta. Siervos perezosos están aumentando el
mal por sus hábitos holgazanes... Pero la tierra tiene bendiciones ocultas en sus
profundidades para los que tienen el valor, la voluntad y la perseverancia de reunir
sus tesoros... ¿Quiénes serán los misioneros para hacer esta tarea, para enseñar los
métodos apropiados a los jóvenes y a todos los que se sientan lo suficientemente
dispuestos y humildes para aprender?—
The Advocate, marzo de 1901
.
[225]
232