Hacer claro el valor del alma, 16 de septiembre
Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo
esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.
1 Timoteo 4:16
.
La obra que usted realiza al ayudar a nuestras hermanas a sentir su responsa-
bilidad individual hacia Dios es una obra buena y necesaria. Ha sido descuidada
durante mucho tiempo; pero cuando esta obra es expuesta en forma clara, sencilla
y definida, podemos esperar que los deberes caseros, en lugar de ser descuida-
dos, sean hechos en forma mucho más inteligente. El Señor desea que siempre
destaquemos el valor de un alma humana ante los que no comprenden este valor.
Si pudiésemos tomar las disposiciones necesarias para contar con grupos
organizados e instruidos cabalmente acerca de la parte que deberían desempeñar
como siervos del Maestro, nuestras iglesias tendrían una vida y vitalidad que han
necesitado desde hace mucho.
Así se apreciaría la excelencia de las almas que Cristo ha salvado. Nuestras
hermanas, generalmente, pasan un tiempo difícil con sus familias que aumentan
y sus aflicciones que otros no comprenden. He anhelado durante mucho tiempo
contar con mujeres que puedan ser educadas para que ayuden a nuestras hermanas
a superar su desánimo y a sentir que pueden hacer algo para el Señor. Esto está
llevando rayos de sol a su propia vida, los cuales se reflejan en el corazón de otros.
Dios la bendecirá a usted y a todos los que se unan a usted en esta grandiosa
obra.—
El Evangelismo, 337, 338
.
Muchas hermanas jóvenes, como también otras de más edad, parecen rehuir la
conversación religiosa. No aprecian sus oportunidades. La Palabra de Dios debe
ser su garantía, su esperanza, su paz. Cierran las ventanas del alma que deberían
abrirse hacia el cielo, y abren ampliamente las que miran hacia la tierra. Pero
cuando vean la excelencia del alma humana, cerrarán las ventanas que dan a la
tierra, que dependen de las diversiones mundanales y las relaciones insensatas y
pecaminosas, y abrirán las que dan al cielo, para contemplar las cosas espirituales.
Entonces podrán decir: “Recibiré la luz del Sol de justicia, con el fin de que
resplandezca sobre otros”.
Las personas que trabajan con más éxito son aquellas que asumen alegremente
la obra de servir a Dios en las cosas pequeñas. Cada ser humano debe trabajar con
el hilo de su vida, entretejiéndolo con la trama para completar el modelo.—
The
Review and Herald, 9 de mayo de 1899
. Ver
Joyas de los Testimonios 2:401, 402
.
[267]
275