Preparar un régimen alimentario sano sin carnes, 28 de
octubre
¿No hay bálsamo en Galaad? ¿No hay allí médico? ¿Por qué, pues, no hubo
medicina para la hija de mi pueblo?
Jeremías 8:22
.
Todos somos probados en este tiempo. Hemos sido bautizados en Cristo; y
si estamos dispuestos a separarnos de todo aquello que tienda a degradarnos y
hacernos lo que no debemos ser, recibiremos fuerza para crecer en Cristo, nuestra
cabeza viviente, y veremos la salvación de Dios.
Sólo cuando demostremos ser inteligentes tocante a los principios de una vida
sana, podremos discernir los males que resultan de un régimen alimentario impro-
pio. Quienes habiéndose percatado de sus errores tengan el valor de modificar sus
costumbres, encontrarán que la reforma exige luchas y mucha perseverancia. Pero
una vez que hayan adquirido gustos sanos, verán que el consumo de la carne, en
el que antes no veían mal alguno, preparaba lenta pero seguramente la dispepsia y
otras enfermedades.
Padres y madres, oren y velen. Guárdense mucho de la intemperancia en
cualesquiera de sus formas. Enseñen a sus hijos los principios de una verdadera
reforma pro salud. Enséñenles lo que deben evitar para conservar la salud. La ira
de Dios ya ha comenzado a caer sobre los rebeldes. ¡Cuántos crímenes, cuántos
pecados y prácticas inicuas se manifiestan por todas partes! Como denominación,
debemos preservar con cuidado a nuestros hijos de toda compañía depravada.
Deben hacerse más esfuerzos para enseñar a la gente los principios de la
reforma pro salud. Deberían instituirse clases culinarias para dar a las familias
instrucciones tocantes al arte de preparar alimentos sanos. Las personas jóvenes y
las de edad adulta deberían aprender a cocinar con mayor sencillez. En todo lugar
donde la verdad sea presentada, debe enseñarse a la gente a preparar alimentos de
un modo sencillo a la vez que apetitoso. Se les debe demostrar que un régimen
nutritivo puede ser alcanzado sin hacer uso de la carne...
Se requiere mucho tacto y juicio para preparar un régimen nutritivo destinado
a reemplazar el que seguían antes las personas que ahora están aprendiendo a
seguir la reforma pro salud. Se necesita fe en Dios, una voluntad firme y el
deseo de ser útiles. Un régimen deficiente arroja descrédito sobre la reforma pro
salud. Somos mortales, y debemos proveer a nuestros cuerpos una alimentación
fortificante.—
Joyas de los Testimonios 3:360, 361
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