Página 51 - Ser Semejante a Jes

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Cristo, el modelo de verdadera obediencia, 10 de febrero
¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavos para obedecerle, sois
esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o sea de la
obediencia para justicia?
Romanos 6:16
.
Adán no se detuvo a calcular el resultado de su desobediencia... Con el pri-
vilegio de la visión retrospectiva, podemos ver lo que significa desobedecer los
mandamientos de Dios. Adán cedió a la tentación, y al ver nosotros el tema del
pecado y sus consecuencias presentado en forma tan clara ante nosotros, podemos
razonar de causa a efecto y ver que la dimensión del acto no es lo que constituye el
pecado, sino la desobediencia a la voluntad expresa de Dios, lo que es una virtual
negación de Dios, al rechazar las leyes de su gobierno.
La felicidad de los hombres y las mujeres reside en su obediencia a las leyes
de Dios. En su obediencia a la ley de Dios se ven rodeados como por un cerco y
guardados del mal. No pueden ser felices y [al mismo tiempo] apartarse de los
requerimientos específicos de Dios y establecer para sí mismos una norma que
deciden que pueden seguir con seguridad. Habría una gran variedad de normas
para adaptarse a las diferentes mentes; el gobierno sería arrancado de las manos
del Señor y los seres humanos tomarían las riendas del gobierno. [Cuando] se
establece la ley del yo, la voluntad de la humanidad es hecha suprema, y cuando
la elevada y santa voluntad de Dios se presenta para ser obedecida, respetada y
honrada, el ser humano desea seguir su propio camino y obedecer sus propios
impulsos, y surge una controversia entre el agente humano y el divino.
La caída de nuestros primeros padres rompió la cadena dorada de la obe-
diencia implícita de la voluntad humana a la divina. Nunca más la obediencia ha
sido considerada como una necesidad absoluta. Los agentes humanos van tras
sus propias imaginaciones, acerca de las cuales el Señor dijo, refiriéndose a los
habitantes del mundo antiguo, que se dirigían de continuo solamente al mal. El
Señor Jesús declaró que había guardado los mandamientos de su Padre. ¿Cómo?
Como hombre. “He aquí, que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad”.
Hebreos
10:7
. Frente a las acusaciones de los judíos, él se mantuvo con su carácter puro,
virtuoso y santo mientras los desafiaba: “¿Quién de vosotros me redarguye de
pecado?”
Juan 8:46
... Mediante su palabra y su ejemplo práctico el Hijo unigénito
del Dios infinito nos ha legado un modelo sencillo que debemos copiar. Mediante
sus palabras nos ha educado para que obedezcamos a Dios, y mediante su propio
ejemplo nos ha mostrado de qué modo podemos obedecer.—
Manuscript Releases,
337-339
. Ver
Reflejemos a Jesús, 48
;
Exaltad a Jesús, 163
.
[48]
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