Tiempo para estudiar el Apocalipsis, 1 de marzo
Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y
que guardan las cosas en ella escritas, porque el tiempo está cerca.
Apocalipsis 1:3
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Al acercarnos al fin de la historia de este mundo, las profecías que se relacionan
con los últimos días requieren en forma especial nuestro estudio. El último libro
del Nuevo Testamento está lleno de verdades que necesitamos entender. Satanás
ha cegado la mente de muchos, de manera que se han regocijado de encontrar
alguna excusa para no estudiar el Apocalipsis.
Debería haber un estudio más profundo y diligente de este libro [el Apoca-
lipsis], una presentación más fervorosa de las verdades que contiene, verdades
que le interesan a todos los que están viviendo en estos últimos días. Todos los
que se están preparando para encontrar a su Señor deberían hacer de este libro el
tema de estudio y oración fervientes. Es exactamente lo que significa su nombre:
una revelación de los acontecimientos más importantes que van a suceder en los
últimos días de la historia de esta tierra. Juan, por causa de su fiel confianza en la
palabra de Dios y en el testimonio de Jesucristo, fue desterrado a la isla de Patmos,
pero este destierro no lo separó de Cristo. El Señor visitó a su fiel siervo en su
destierro, y le dio instrucciones concernientes a lo que iba a venir sobre el mundo.
Esta instrucción es de la mayor importancia para nosotros, porque estamos
viviendo en los últimos días de la historia de este mundo. Pronto entraremos en
el cumplimiento de los acontecimientos que Cristo le mostró a Juan que iban a
suceder. Al presentar estas solemnes verdades, los mensajeros del Señor deben
darse cuenta de que están manejando temas de interés eterno, y deben buscar el
bautismo del Espíritu Santo, para que puedan hablar, no sus propias palabras, sino
las palabras que les da Dios...
Los peligros de los últimos días están sobre nosotros, y en nuestro trabajo
hemos de amonestar a la gente acerca del peligro en que está. No se dejen sin
tratar las solemnes escenas que la profecía ha revelado. Somos los mensajeros
de Dios y no tenemos tiempo que perder. Los que son colaboradores con nuestro
Señor Jesucristo mostrarán un profundo interés en las verdades que se encuentran
en este libro. Con la pluma y con la voz se esforzarán para aclarar y explicar las
cosas maravillosas que Cristo vino a revelar del cielo.—
The Signs of the Times, 4
de julio de 1906
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