Página 93 - Ser Semejante a Jes

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Un talento, usado fielmente, ganará otros talentos, 22 de marzo
Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos, llamó a
sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y
a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos.
Mateo
25:14, 15
.
Que la obra que necesita ser hecha no espere por la ordenación de ministros.
Si no hay ministros para emprender la obra, que hombres y mujeres inteligentes,
sin pensar en cómo pueden acumular la mayor parte de bienes, se establezcan en
esas ciudades y pueblos, y eleven el estandarte de la cruz usando el conocimiento
que han obtenido en ganar almas para la verdad.
El conocimiento de la verdad es demasiado precioso para ser amontonado, y
atado y escondido en la tierra. Aun el único talento que nos confió el Maestro
debe ser empleado fielmente también para ganar otros talentos. ¿Dónde están
los hombres y las mujeres que han sido refrescados con los ricos manantiales de
bendiciones que descienden del trono de Dios? Que se pregunten qué es lo que
han hecho para comunicar esta luz a los que no han tenido las mismas ventajas.
¿Cómo estarán en el juicio, cuando se escudriñe cada motivo, quienes han sido
negligentes en usar sus talentos? El Maestro celestial ha encomendado talentos a
cada uno de sus siervos. “A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, a
cada uno conforme a su capacidad”.
Dios no ha dado talentos tan sólo a unos pocos, sino que a cada uno le ha
encomendado algún don particular para que lo use en su servicio. Muchos a
quienes el Señor le ha dado talentos preciosos han rechazado emplearlos para el
adelanto del reino de Dios; no obstante, están bajo la obligación a Dios por su uso
de los dones. Cada uno, ya sea que sirva a Dios o se complazca a sí mismo, es un
poseedor de algún depósito, cuyo uso apropiado traerá gloria a Dios y cuyo uso
pervertido robará al Dador. El que los poseedores de talentos no reconozcan las
demandas de Dios sobre ellos, no los hace menos culpables. Si durante su vida
eligen permanecer bajo la bandera negra del príncipe de las tinieblas, Cristo no
los confesará en el día del ajuste final de cuentas.—
The Signs of the Times, 23 de
enero de 1893
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