Página 95 - La Segunda Venida y el Cielo (2003)

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El fin de la maldad
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corazones obstinados y sin arrepentimiento—todo eso sale a relucir
como si estuviese escrito con letras de fuego...
Todos los impíos del mundo están de pie ante el tribunal de
Dios, acusados de alta traición contra el gobierno del cielo. No hay
quien sostenga ni defienda la causa de ellos; no tienen disculpa; y se
pronuncia contra ellos la sentencia de la muerte eterna.
Es entonces evidente para todos que el salario del pecado no
es la noble independencia y la vida eterna, sino la esclavitud, la
ruina y la muerte. Los impíos ven lo que perdieron con su vida de
rebeldía. Despreciaron el maravilloso don de eterna gloria cuando
les fue ofrecido; pero ¡cuán deseable no les parece ahora! “Todo eso
exclama el alma perdida—yo habría podido poseerlo; pero preferí
rechazarlo. ¡Oh sorprendente infatuación! He cambiado la paz, la
dicha y el honor por la miseria, la infamia y la desesperación”. Todos
ven que su exclusión del cielo es justa. Por sus vidas, declararon:
[122]
“No queremos que este Jesús reine sobre nosotros”.—
El Conflicto
de los Siglos, 724-727
.
Satanás reconoce que él mismo se ha excluido del cielo
Satanás ve que su rebelión voluntaria le incapacitó para el cielo.
Ejercitó su poder guerreando contra Dios; la pureza, la paz y la
armonía del cielo serían para él suprema tortura. Sus acusaciones
contra la misericordia y justicia de Dios están ya acalladas. Los
vituperios que procuró lanzar contra Jehová recaen enteramente
sobre él. Y ahora Satanás se inclina y reconoce la justicia de su
sentencia.—
El Conflicto de los Siglos, 728
.
Los impíos reconocen la justicia de Dios
—Como fuera de sí,
los impíos han contemplado la coronación del Hijo de Dios. Ven
en las manos de él las tablas de la ley divina, los estatutos que
ellos despreciaron y transgredieron. Son testigos de la explosión de
admiración, arrobamiento y adoración de los redimidos; y cuando las
ondas de melodía inundan a las multitudes fuera de la ciudad, todos
exclaman a una voz: “¡Grandes y maravillosas son tus obras, oh
Señor Dios Todopoderoso; justos y verdaderos son tus caminos, oh
Rey de los siglos!”
Apocalipsis 15:3 (VM)
. Y cayendo prosternados,
adoran al Príncipe de la vida.—
Spiritual Gifts 4:484
.
Dios es vindicado ante el universo
—Toda cuestión de verdad
y error en la controversia que tanto ha durado, ha quedado aclarada.
Los resultados de la rebelión y del apartamiento de los estatutos divi-