Página 173 - Testimonios Acerca de Conducta Sexual, Adulterio y Divorcio (1993)

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Capítulo 27—A un ministro honesto
Pérdida de influencia y reputación
—Estimado hermano H,
tengo algo que decirle...
Hermano mío, Ud. ha gozado del respeto de los jóvenes y ma-
yores de la iglesia. Pero su proceder es condenado por Dios; Ud.
no posee su Espíritu, ni es un hombre libre. Ud. ha seguido una
línea de conducta que ha permitido que se hable de lo bueno que
hay en Ud. como si fuera malo. Yo habría pagado mil dólares para
que lo que ocurrió en la reunión de escuela sabática en el valle del
Piamonte no hubiera ocurrido. Ud., un hombre que peina cabellos
grises, estaba recostado a lo largo con su cabeza apoyada sobre el
regazo de Georgina S. Si yo hubiera cumplido con mi deber, lo ha-
bría reprendido allí mismo. Muchos lo vieron y comentaron sobre el
particular. Luego de una manifestación tal, ¿qué valor pueden tener
sus admoniciones para guardarse contra cualquier cosa relacionada
con esta familiaridad fácil y libre? Ud. ha neutralizado sus esfuerzos
al tratar de elevar a los jóvenes por su ejemplo.
Su familiaridad con la hermana S y su familia han sido objeto de
comentarios. ¿Cómo puede Ud. ejercer influencia sobre los jóvenes,
como padre, cuando exhibe tales manifestaciones de carencia de
juicio y flaqueza? Si tan sólo fuera un hombre de edad avanzada en
vez de un galán sentimental, si tan sólo se mantuviera alerta, Dios
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no le habría retirado su sabiduría como lo ha hecho. Su reputación
hubiera sido más preciada para Ud. que su vida misma. Hubiera sido
mejor, mucho mejor, descender a la tumba con honor inmaculado
que vivir con una mancha sobre el nombre.
Cuando el Señor no es supremo
—Piense, mi hermano, en los
años que ha vivido en ilegítima simpatía y amor con la esposa de
otro hombre. Ud. tiene una hija que se sentiría feliz de prestarle
atención, de demostrarle simpatía y proveerle un hogar, pero está
tan infatuado, que cualquier cosa sensata y apropiada de esta vida se
ha tornado desabrida e insípida para Ud. Percibo que el encanto no
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