Página 175 - La Temperancia (1976)

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Capítulo 7—Relación con la feligresía de la iglesia
Un elemento vivo, fundamental en la iglesia
—En el círculo
de la familia y en la iglesia deberíamos colocar la temperancia
cristiana sobre una elevada plataforma. Debería ser un elemento
vivo, fundamental, la reforma de los hábitos, la disposición y el
carácter. La intemperancia está en la base de todos los males de
nuestro mundo.—
Manuscrito 50, 1893
.
Los que no deben ser admitidos en la iglesia
—Dios nos da
el privilegio de estar bien despiertos respecto a este terrible mal.
Que él nos ayude a trabajar con todo nuestro poder para salvar a
hombres y mujeres y a la juventud de este esfuerzo del enemigo
para entramparnos. No introducimos en la iglesia a los que usan
bebidas alcohólicas o tabaco. No podemos admitirlos. Pero podemos
tratar de ayudarlos a vencer esos hábitos. Podemos enseñarles que
abandonando esas prácticas dañinas ellos y sus familias serán más
felices. Los que tienen el corazón lleno del Espíritu de Dios no
sentirán necesidad de estimulantes.—
The Review and Herald, 15 de
junio de 1905
.
El verdadero convertido abandona hábitos y apetitos conta-
minadores
—Los hombres y mujeres tienen muchos hábitos que
son antagónicos con los principios de la Biblia. Las víctimas de las
bebidas fuertes y del tabaco están corrompidas, en cuerpo alma y
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espíritu. Tales personas no deben ser recibidas en la iglesia hasta que
den evidencia de que están verdaderamente convertidas, que sienten
la necesidad de la fe que obra por el amor y purifica el alma. La ver-
dad de Dios purifica al verdadero creyente. El que está plenamente
convertido abandonará todo hábito y apetito envilecedor. Por una
abstinencia total vencerá su deseo de las complacencias destructoras
de la salud.—
El Evangelismo, 196
.
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