Página 69 - La Temperancia (1976)

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La profanación del templo de Dios
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Si Pedro estuviera ahora en la tierra, exhortaría a los que di-
cen ser seguidores de Cristo a abstenerse de los deseos carnales
que batallan contra el alma. Pablo pediría a todas las iglesias que
se limpiaran de toda contaminación de carne y espíritu, perfeccio-
nando la santidad en el temor de Dios. Cristo echaría del templo a
aquellos que estuvieran contaminados por el uso del tabaco y que
mancillaran el santuario de Dios con su aliento tabacal. Diría a esos
adoradores, como a los judíos: “Mi casa es casa de oración; mas
vosotros la habéis hecho cueva de ladrones”. Nosotros diríamos a
los tales: Vuestras ofrendas profanas de tabaco mascado y arrojado,
contaminan el templo, y Dios las abomina. Vuestra adoración no
es aceptable, porque vuestros cuerpos, que debieran ser templos
del Espíritu Santo, están contaminados. Vosotros también robáis
a la tesorería de Dios miles de dólares por complacer el apetito
artificial.—
The Signs of the Times, 13 de agosto de 1874
.
Sacerdotes que usaran tabaco habrían sufrido la muerte
Los sacerdotes, que ministraban en las cosas sagradas, recibieron la
orden de lavarse pies y manos antes de entrar en el tabernáculo, a
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la presencia de Dios, para pedir por Israel, para que no profanasen
el santuario. Si los sacerdotes hubiesen entrado al santuario con la
boca contaminada por el tabaco, habrían compartido la suerte de
Nadab y Abiú. Sin embargo, profesos cristianos se inclinan delante
de Dios en sus familias para orar, con sus labios contaminados por
la suciedad del tabaco. ...
Sed limpios
—Hombres que han sido apartados por la imposi-
ción de las manos para ministrar en las cosas sagradas, a menudo se
paran detrás del púlpito con su boca contaminada, sus labios manci-
llados y su aliento corrompido por las suciedades del tabaco. Hablan
a la congregación en lugar de Cristo. ¿Cómo puede un servicio tal
ser aceptable a un Dios santo, que exigía que los sacerdotes de Israel
hicieran preparativos muy especiales antes de entrar a su presencia,
para que su augusta santidad no los consumiera por deshonrarlo,
como en el caso de Nadab y Abiú?
Pueden estar seguros los tales que el poderoso Dios de Israel
es todavía un Dios de limpieza. Profesan servir a Dios mientras
están cometiendo idolatría, haciendo un dios de su apetito. El ta-
baco es su ídolo acariciado. Toda consideración elevada y santa
debe inclinarse ante él. Profesan ser adoradores de Dios, y al mismo