Página 107 - La

Basic HTML Version

Capítulo 29—“Este Jesús”
La obra del Salvador sobre la tierra estaba terminada. Se acer-
caba el momento cuando debía regresar a su hogar celestial. Había
vencido y ahora estaba listo para recuperar su posición junto al
Padre, en su trono de luz y de gloria.
Jesús eligió el Monte de los Olivos como lugar de su ascensión.
Acompañado por los once discípulos, recorrió el camino a la mon-
taña. Pero ellos no sabían que ésta sería la última entrevista con
su Maestro. Mientras caminaban, el Salvador les dio su instrucción
de despedida. Precisamente antes de dejarlos, hizo aquella preciosa
[153]
promesa tan significativa para cada uno de sus seguidores:
“Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del. mundo”.
Mateo 28:20
.
Cruzaron la cumbre, hasta llegar cerca de Betania. Aquí se detu-
vo, y los discípulos lo rodearon. Rayos de luz parecían irradiar de su
semblante mientras los miraba con amor. Escucharon de los labios
del Salvador las últimas palabras, pronunciadas con la más profunda
ternura.
Con las manos extendidas en actitud de bendición, se elevó len-
tamente. Mientras ascendía fue seguido fijamente por las miradas de
sus asombrados discípulos, que no querían perderlo de vista. Una
nube de gloria lo recibió, escondiéndolo de su vista. Al mismo tiem-
po llegaron a sus oídos las más bellas y gozosas melodías entonadas
por un coro angelical.
Vendré otra vez
Mientras los discípulos todavía tenían los ojos fijos en lo alto,
oyeron unas voces que sonaban como la música más melodiosa. Se
dieron vuelta y vieron a dos ángeles con apariencia de hombres que
les hablaron, diciendo:
103