Página 155 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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Los ángeles durante la pasión y muerte de Cristo
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deseaban ellos que les soltase, bramaron: “Fuera con éste, suéltanos
a Barrabás”. Cuando Pilato nuevamente expresó su preocupación de
qué hacer con Jesús, el griterío aumentó, diciendo: “¡Crucifícale!
¡Crucifícale!” Al ceder el control a las agencias demoníacas, los
hombres tomaron su posición del lado del gran apóstata.
Los mundos no caídos miraban la escena con asombro, incapaces
de comprender la degradación que el pecado había traído. Legiones
de malos ángeles controlaban a los príncipes y sacerdotes, y median-
te ellos, daban voz a las sugerencias de Satanás para que, ofreciendo
soborno y falsedad, tentaran al pueblo y lo persuadieran a rechazar al
Hijo de Dios y a elegir un ladrón y asesino en su lugar. ¡Qué escena
para que Dios y los ángeles presenciaran! El unigénito Hijo de Dios,
la Majestad del cielo, el Rey de gloria, burlado, insultado, rechazado
y crucificado por aquellos a quienes había venido a salvar, quienes
se habían entregado al control de Satanás.—
The Review and Herald,
14 de abril de 1896
.
Los ángeles que estaban presenciando la escena, notaron las
convicciones de Pilato, y registraron su simpatía por Jesús...
Satanás y sus ángeles tentaban a Pilato y trataban de llevarlo a
su propia ruina. Le sugirieron que si él no tomaba la decisión de
condenar a Jesús, otros lo harían.—
Spiritual Gifts 1:54, 56
.
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Aun entonces no se le dejó actuar [a Pilato] ciegamente. Un
mensaje de Dios le amonestó acerca del acto que estaba por cometer.
En respuesta a la oración de Cristo, la esposa de Pilato había sido
visitada por un ángel del cielo, y en un sueño había visto al Salvador
y conversado con él... Le vio juzgado en el tribunal. Vio las manos
estrechamente ligadas como las manos de un criminal. Vio a Herodes
y sus soldados realizando su impía obra. Oyó a los sacerdotes y
príncipes, llenos de envidia y malicia, acusándole furiosamente. Oyó
las palabras: “Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe
morir”.
Vio a Pilato entregar a Jesús para ser azotado, después de haber
declarado: “Yo no hallo en él ningún crimen”. Oyó la condenación
pronunciada por Pilato, y le vio entregar a Cristo a sus homicidas.
Vio la cruz levantada en el Calvario. Vio la tierra envuelta en tinieblas
y oyó el misterioso clamor: “Consumado es”. Pero otra escena aún
se ofreció a su mirada. Vio a Cristo sentado sobre la gran nube
blanca, mientras toda la tierra oscilaba en el espacio y sus homicidas