Página 198 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
Padecía de reumatismo en el costado izquierdo y no podía encon-
trar descanso. Daba vueltas en la cama, buscando una posición que
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me hiciese sufrir menos. Experimentaba en el corazón una dolencia
que no me auguraba nada bueno. Por fin pude dormir.
Hacia las nueve y media de la noche, procuré darme vuelta y
comprobé que todo dolor había desaparecido. Al darme vuelta de
un lado a otro y al mover las manos, experimentaba una ligereza y
libertad extraordinarias, indescriptibles. El cuarto estaba inundado
de luz, una luz maravillosa, suave, azulada; me parecía estar en los
brazos de seres celestiales.
Había ya disfrutado de esta luz en momentos particularmente
bendecidos; pero esta vez era más distinta, más impresionante, y
sentía una paz tan perfecta y abundante que las palabras me faltan
para expresarla. Me senté y me vi rodeada de una nube brillante,
blanca como la nieve, cuyos bordes tenían un pronunciado color
rosado. La música más arrobadora llenaba el aire y conocí en ella el
canto de los ángeles. Luego una voz me dijo: “Nada temas: yo soy tu
Salvador. Los santos ángeles te rodean”.—
Joyas de los Testimonios
3:315-316
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