Página 55 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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Los ángeles rebeldes son expulsados. La caída de Adán y Eva
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proteger el acceso al árbol de la vida.—
The Review and Herald, 24
de febrero de 1874
.
Cuando Adán y Eva se dieron cuenta de cuán exaltada y santa es
la ley de Dios, cuya transgresión requería un sacrificio tan costoso
para salvarlos de la ruina junto con su posteridad, rogaron que se les
permitiera morir o que sus descendientes experimentaran el castigo
de su transgresión, antes que el amado Hijo de Dios hiciera un
sacrificio tan grande...
Se informó a Adán que la vida de un ángel no podía pagar la
deuda. La ley de Jehová, fundamento de su gobierno en el cielo y
en la tierra, era tan sagrada como Dios mismo; y por esa razón el
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Señor no podía aceptar la vida de un ángel como sacrificio por su
transgresión... El Padre no podía abolir ni modificar un solo precepto
de su ley para adaptarla a la condición caída del ser humano. Pero el
Hijo de Dios, que junto con el Padre había creado al hombre, podía
ofrecer por éste una expiación que el Señor podía aceptar...
Cuando Adán, de acuerdo con las indicaciones especiales de
Dios, presentó una ofrenda por el pecado, fue para él una ceremonia
sumamente penosa. Tuvo que levantar la mano para tomar una vida
que sólo Dios podía dar, para presentar su ofrenda por el pecado.
Por primera vez estuvo en presencia de la muerte. Al contemplar
la víctima sangrante en medio de las contorsiones de su agonía,
se lo indujo a observar por fe al Hijo de Dios, a quien esa víctima
prefiguraba, y que moriría como sacrificio en favor del hombre.—
La
Historia de la Redención, 48-51
.
Adán y Eva expulsados del Edén
Se les informó [a Adán y Eva] que debían salir de su hogar
edénico... Ya no era seguro que permanecieran en el jardín del Edén,
no fuera que en su condición pecaminosa tuvieran acceso al árbol
de la vida.—
La Historia de la Redención, 42
.
[Adán y Eva] suplicaron fervientemente a Dios que les permitie-
se permanecer en el hogar de su inocencia y regocijo. Confesaron
que habían perdido todo derecho a aquella feliz morada, y prome-
tieron prestar estricta obediencia a Dios en el futuro. Pero se les
dijo que su naturaleza se había depravado por el pecado, que había
disminuido su poder para resistir al mal, y que habían abierto la