Página 62 - La Verdad acerca de los Angeles (1997)

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La Verdad acerca de los Angeles
descendió del cielo revestido de un resplandor semejante al de un
relámpago. Cerró la maciza puerta exterior, y emprendió de nuevo
su viaje rumbo al cielo.—
La Historia de la Redención, 68
.
Llega el diluvio
A pesar de la solemne demostración del poder de Dios que habían
contemplado, de la inusitada presencia de los animales que venían
de los bosques y los campos en dirección al arca, del ángel de Dios
que descendió del cielo revestido de luz y terrible majestad para
cerrar la puerta, los impíos endurecieron su corazón y continuaron
divirtiéndose y mofándose de las manifestaciones del poder divino.
Pero al octavo día los cielos se oscurecieron... Desde las nubes la
lluvia descendía sobre ellos. Era algo que no habían visto antes...
La tormenta aumentó en violencia hasta que las aguas parecían
descender del cielo como tremendas cataratas... Chorros de agua
surgían de la tierra con fuerza indescriptible, arrojando rocas macizas
a cientos de metros de altura, para luego caer y sepultarse en las
profundidades de la tierra...
La violencia de la tormenta aumentó, y entre la furia de los
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elementos se escuchaban los lamentos de la gente que había despre-
ciado la autoridad de Dios. Arboles, edificios, rocas y tierra salían
disparados en todas direcciones. El terror de hombres y animales era
indescriptible. El mismo Satanás, obligado a permanecer en medio
de la furia de los elementos, temió por su vida...
El arca avanzaba con seguridad. Algunos ángeles sumamente
fuertes la guiaban y la protegían de todo peligro. Su preservación
a cada instante de esa terrible tempestad de cuarenta días y cua-
renta noches fue un milagro del Todopoderoso.—
La Historia de la
Redención, 68-71
.
Después del diluvio
Noé y su familia observaban ansiosamente el descenso de las
aguas. El patriarca deseaba salir y pisar tierra firme nuevamente.
Envió un cuervo que salió del arca y volvió. No recibió la infor-
mación que deseaba, y entonces envió una paloma, la cual, al no
encontrar donde posarse, regresó al arca. Después de siete días soltó