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La Verdad acerca de los Angeles
no hubo armonía en su trabajo. Enojados los unos con los otros,
sin saber a qué atribuir los malentendidos y las extrañas palabras
que oían, abandonaron la obra, se separaron los unos de los otros, y
se esparcieron por toda la tierra. Hasta ese momento los hombres
habían hablado un solo idioma. Un rayo del cielo, como una señal
de la ira divina, destruyó la parte superior de la torre y la arrojó por
tierra.—
La Historia de la Redención, 74-76
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