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La esperanza y el estímulo
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nuestros semejantes. Hablemos de la bondad, la misericordia y el
amor de Dios. Apartemos toda palabra de duda, y todo lo que sea
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vulgar y común.—
The Review and Herald, 28 de marzo de 1899
.
La inspiración mediante una santa osadía
—Que la lengua
sea inspirada con una santa osadía para hablar palabras de ánimo,
palabras que eleven y fortalezcan las almas, para romper con los
vínculos de la indolencia y la seguridad, que las mantiene atadas a
la incertidumbre.—
Carta 151, 1903
.
Repetir como loros
—No se puede alcanzar a las almas con una
mera forma de palabras, una repetición de frases establecidas, como
si fuéramos loros. Lo que usted diga debe ser la expresión de su
experiencia personal. Si alegra los corazones con palabras de ánimo
y esperanza, será porque la gracia y el amor de Dios son para usted,
una realidad viviente. Es la impresión de Dios lo que estas almas
han de recibir, no la suya propia. Pero si el obrero mismo no ha
sido refinado y transformado, no puede presentar la verdad con una
frescura, una fuerza, un poder que despierte una reacción sensible, a
los que escuchan la palabra de vida.—
The Review and Herald, 12
de abril de 1892
.
Palabras de aliento
—Los gemidos que causa el pesar del mun-
do, se oyen en todo nuestro derredor. El pecado nos está apremiando
con su sombra, y nuestra mente está lista para toda buena palabra
y obra. Sabemos que poseemos la presencia de Jesús. La dulce
influencia del Espíritu Santo está enseñando y guiando nuestros
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pensamientos, induciéndonos a hablar palabras, que alegren la senda
de otros.—
Testimonios Selectos 4:298
.
Tonos agradables y placenteros
—Debemos hablar palabras
que consuelen y estimulen. Hermanos y hermanas, edúquense a us-
tedes mismos para hablar en tonos agradables y placenteros. Hablar
bondadosamente no hace daño, sino bien, pero hablar con descor-
tesía y rudeza, hace que los santos ángeles se aparten tristes.—
The
Review and Herald, 15 de junio de 1905
.
Como clavo en lugar seguro
—Entonces, grandes pensamien-
tos, nobles aspiraciones, claras percepciones de la verdad, propósitos
abnegados y anhelos de piedad y santidad, hallarán expresión en
palabras que revelen el carácter de lo atesorado en el corazón.
Aquellos, con quienes nos asociamos día tras día necesitan nues-
tra ayuda, nuestra dirección. Pueden hallarse en tal condición mental,