Página 17 - La Voz

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Un talento celestial
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habérselo confiado. Es un don precioso, que debe ser santificado,
elevado y ennoblecido. La voz debe usarse para honrar a Dios, como
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un cometido sagrado. Nunca deben pronunciarse palabras duras,
impuras o de crítica. El evangelio de Cristo debe ser proclamado por
medio de la voz.
Con el talento del habla hemos de comunicar la verdad siempre
que tengamos oportunidad. Siempre debiera usarse en el servicio
de Dios; pero se abusa lastimosamente de ese talento. Se hablan
palabras que hacen mucho daño. Cristo declaró que “...en el día del
juicio, los hombres darán cuenta de toda palabra ociosa que hablen.
Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás
condenado”.
Mateo 12:36, 37
.—
Manuscrito 21, 1899
.
El poder del Espíritu Santo en la educación de la voz
Animemos a todos a usar un lenguaje sencillo, puro y elevado. El
habla, la pronunciación y la voz, cultive estos talentos, no bajo la
dirección de algún famoso instructor mundano, sino bajo el poder
del Santo Espíritu de Dios.—
Carta 83, 1898
.
Valor, alegría y esperanza
—Hable de las bondades y el amor
de Jesús. A usted y a mí se nos ha concedido la bendición del habla,
que es un talento de gran valor. Debemos usarlo en expresar palabras
que aumenten el amor hacia Jesús. Hablemos de su misericordia, de
sus palabras llenas de gracia para dar ánimo y consuelo, que traen
esperanza, gozo y amor a nuestros corazones... Iluminemos los años
que nos queden de vida con palabras que inspiren valor, alegría y
esperanza. El enemigo echará su sombra entre Cristo y nuestra alma.
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Nos tentará a hablar palabras de duda e incredulidad. Pero cuando
pugnen por manifestarse pensamientos desagradables, no les demos
expresión. Hablemos de la fe. Hablemos de la gracia de nuestro
Señor y Salvador, de su amor y misericordia, de la belleza de su
carácter. Que resulte natural para nuestros labios dar prioridad a
pensamientos preciosos e inspiradores.—
Carta 14, 1900
.
La conversión de la lengua
—La lengua es un miembro indis-
ciplinado, pero no debiera ser así. Debiera ser convertida porque el
talento del habla es un talento muy precioso. Cristo está siempre
listo a impartir de sus riquezas, y nosotros debiéramos atesorar las
gemas que provienen de él, para que cuando hablemos, estas gemas
salgan de nuestros labios.—
Testimonies for the Church 6:173, 174
.