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Probando las verdades
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de Dios en forma clara e impresionante, presentada en Daniel y el
Apocalipsis.—
Testimonies for the Church 6:131
.
El propósito del libro de Apocalipsis
—En el libro de Apoca-
lipsis leemos de una obra especial, que Dios quiere que realice su
pueblo en estos últimos días. El nos ha revelado su ley, y nos ha
mostrado la verdad para este tiempo. Esta verdad está constantemen-
te desplegándose, y el propósito de Dios es, que seamos inteligentes
en relación con ella, para que podamos distinguir entre lo bueno y
lo malo, entre la justicia y la injusticia.
El mensaje del tercer ángel, la gran prueba de la verdad para
este tiempo, debe enseñarse en todas nuestras instituciones. El plan
de Dios es, que mediante ellas, se dé esta advertencia especial, y
fulgurantes rayos de luz brillarán sobre el mundo. El tiempo es corto.
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Los peligros de los últimos días están sobre nosotros, y debemos
velar y orar, estudiar y tomar en serio, las lecciones que se nos dan
en los libros de Daniel y Apocalipsis.
Cuando Juan fue separado de sus amados y recluido en la isla de
Patmos, Cristo sabía dónde encontrar a su amado testigo. Dice Juan:
“Yo Juan, vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación,
en el reino y en la paciencia de Jesucristo, estaba en la isla llamada
Patmos, por causa de la palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo.
Yo estaba en el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una
gran voz como de trompeta”.
El día del Señor es el séptimo día, el sábado de la creación. En
ese día que Dios santificó y bendijo, Cristo reveló “por medio de su
ángel a su siervo Juan” cosas que han de suceder, antes del cierre de
la historia del mundo, y con eso, él quiere decir que debemos ser in-
teligentes en cuanto a ellas. No en vano él declara: “Bienaventurado
el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las
cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca”.
Apocalipsis 1:9,
10, 1-3
. Esta es la enseñanza que se debe dar pacientemente. Que
nuestras lecciones sean apropiadas para la época en que vivimos,
y que nuestras instrucciones religiosas se den, de acuerdo con los
mensajes que Dios envía.
Nosotros compareceremos ante magistrados, para responder de
nuestra lealtad a la ley de Dios, para dar a conocer las razones
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de nuestra fe. Y los jóvenes deben entender esto. Deben conocer
las cosas que vendrán, antes de que termine la historia del mundo.