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La Voz: Su Educación y Uso Correcto
sacar la enseñanza espiritual del ambiente en que transcurría la vida
diaria.
Cristo se valía de las aves del cielo, los lirios del campo, el
sembrador y la semilla, el pastor y las ovejas, para ilustrar verdades
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inmortales. También sacaba ilustraciones de los acontecimientos de
la vida, de cosas familiares a sus oyentes, tales como la levadura, el
tesoro escondido, la perla, la red del pescador, la moneda perdida,
el hijo pródigo, las casas construidas en la arena y en la roca. En
sus lecciones, había algo para interesar a cada mente, e impresionar
cada corazón.—
La Educación, 102, 103
.
Elegía cuidadosamente los lugares
—El Redentor del mundo
procuraba presentar sus instrucciones en forma llana y sencilla, de
manera que todos pudieran comprenderlas. Por lo general, presenta-
ba sus discursos al aire libre. No había paredes que pudieran contener
a todos los que lo seguían; pero él tenía razones especiales para acu-
dir a las colinas y las costas, para presentar sus instrucciones. Allí
él podía dominar el paisaje con la vista, y usar objetos y escenas
familiares a los del común del pueblo, para ilustrar las verdades
importantes que quería hacerles conocer.
El relacionaba la obra de Dios en la naturaleza, con sus instruc-
ciones. Los pájaros que trinaban sin preocupación, las flores del
valle que resplandecían en su belleza, los lirios que crecían en paz y
tranquilidad, en su pureza en el lecho del lago, los elevados árboles,
las tierras cultivadas, las espigas ondulantes, el terreno infecundo,
los árboles sin frutos, las colinas eternas, las corrientes burbujeantes,
el sol poniente, que coloreaba y hacía relucir los cielos—todo esto
empleaba él, para impresionar a sus oyentes con la verdad divina. El
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conectaba las palabras de vida, con las obras de Dios en el cielo y en
la tierra. Quería impresionar sus mentes, para que, cuando vieran las
obras maravillosas de Dios en la naturaleza, sus lecciones surgieran
frescas en la memoria.—
Testimonies for the Church 2:579, 580
.
Iba de lo conocido a lo desconocido
—En su enseñanza, Cristo
sacaba sus ilustraciones del gran tesoro de los vínculos y afectos
familiares, y de la naturaleza. Ilustraba lo desconocido con lo cono-
cido; las verdades sagradas y divinas eran cosas naturales y terrenas,
familiares para la gente que lo rodeaba. Estas eran las cosas que
habían de hablar a su corazón, y hacer la más profunda impresión
en su mente.