Página 645 - Historia de los Patriarcas y Profetas (2008)

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La magia antigua y moderna
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Los que practicaban las artes de la necromancia aseveraban tener
relaciones con los espíritus de los difuntos, y obtener de ellos un
conocimiento de los acontecimientos futuros. A esta costumbre de
consultar a los muertos se alude en la profecía de Isaías: “Si os dicen:
“Preguntad a los encantadores y a los adivinos, que susurran hablan-
do”, responded: “¿No consultará el pueblo a su Dios? ¿Consultará a
los muertos por los vivos?””
Isaías 8:19
.
Esta misma creencia en la posibilidad de comunicarse con los
muertos era la piedra angular de la idolatría pagana. Se creía que
los dioses de los paganos eran los espíritus deificados de héroes
desaparecidos. La religión de los paganos era así un culto a los
muertos. Las Escrituras lo evidencian. Al relatar el pecado de Israel
en Bet-peor nos dice: “Israel estaba en Sitim cuando el pueblo
empezó a prostituirse con las hijas de Moab, las cuales invitaban al
pueblo a los sacrificios de sus dioses; el pueblo comió y se inclinó a
sus dioses. Así acudió el pueblo a Baal-peor, y el furor de Jehová se
encendió contra Israel”.
Números 25:1-3
. El salmista nos dice a qué
clase de dioses eran ofrecidos esos sacrificios. Hablando de la misma
apostasía de los israelitas, dice: “Allegáronse asimismo a Baal-peor,
y
comieron los sacrificios de los muertos
” (
Salmos 106:28
), es decir,
sacrificios que habían sido ofrecidos a los difuntos.
La deificación de los muertos ocupaba un lugar preeminente
en casi todo sistema pagano, como también lo ocupaba la supuesta
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comunión con los muertos. Se creía que los dioses comunicaban su
voluntad a los hombres, y que, cuando los consultaban, les daban
consejos. De esta índole eran los famosos oráculos de Grecia y de
Roma.
La creencia en la comunión con los muertos es aceptada aún en
nuestra época, hasta entre los pueblos que profesan ser cristianos.
Bajo el nombre de espiritismo, la práctica de comunicarse con seres
que dicen ser los espíritus de los desaparecidos se ha generalizado
mucho. Tiende a conquistar la simpatía de quienes perdieron seres
queridos. A veces se presentan a ciertas personas seres espiritua-
les en la forma de sus amigos difuntos, y les describen incidentes
relacionados con la vida de ellos, o realizan actos que ejecutaban
mientras vivían. En esta forma inducen a los hombres a creer que
sus amigos difuntos son ángeles, que se ciernen sobre ellos y se
comunican con ellos. Los seres que son así considerados como espí-