Página 110 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Joyas de los Testimonios 1
Andemos por la fe
Las potestades de las tinieblas rodean el alma y ocultan a Jesús
de nuestra vista, y a veces no podemos hacer otra cosa sino esperar
entristecidos y asombrados hasta que pase la nube. A veces estos
momentos son terribles. Parece faltar la esperanza, y la desespera-
ción se apodera de nosotros. En estas horas angustiosas debemos
aprender a confiar, a depender únicamente de los méritos de la ex-
piación, y en toda nuestra impotente indignidad fiar enteramente
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en los méritos del Salvador crucificado y resucitado. Nunca pere-
ceremos mientras hagamos esto,
nunca
. Cuando la luz resplandece
sobre nuestra senda, no es difícil ser fuertes con el poder de la gracia.
Pero para aguardar con paciencia y esperanza cuando las nubes nos
rodean y todo está obscuro, se requiere una fe y una sumisión que
una nuestra voluntad con la de Dios. Nos desalentamos demasiado
pronto, y pedimos ardientemente que la prueba sea apartada de no-
sotros, cuando debiéramos pedir paciencia para soportarla y gracia
para vencerla.
Sin fe es imposible agradar a Dios. Podemos tener la salvación
de Dios en nuestras familias, pero debemos creer para obtenerla,
vivir por ella y ejercer de continuo fe y confianza permanente en
Dios. Debemos subyugar el genio violento, y dominar nuestras pala-
bras; así obtendremos grandes victorias. A menos que dominemos
nuestras palabras y genio, somos esclavos de Satanás, y estamos
sujetos a él como cautivos suyos. Cada palabra discordante, des-
agradable, impaciente o malhumorada, es una ofrenda presentada
a su majestad satánica. Y es una ofrenda costosa, más costosa que
cualquier sacrificio que podamos hacer para Dios; porque destruye
la paz y felicidad de familias enteras, destruye la salud, y puede
hacernos perder finalmente una vida eterna de felicidad.
La Palabra de Dios nos impone restricción para nuestro propio
interés. Aumenta la felicidad de nuestras familias y de cuantos
nos rodean. Refina nuestro gusto, santifica nuestro criterio y nos
reporta paz mental, y al fin, la vida eterna. Bajo esta restricción
santa, creceremos en gracia y humildad, y nos resultará fácil hablar
lo recto. El carácter natural, apasionado, será mantenido en sujeción.
El Salvador, al morar en nosotros, nos fortalecerá a cada hora. Los
ángeles ministradores permanecerán en nuestras moradas, y con