Página 115 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Falsas nociones de santificación
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cada uno será manifiesta, según lo que haya sido. Cada uno recibirá
de acuerdo con sus acciones.
Dijo el ángel, mientras señalaba a L***: “¿Qué tienes tú que
enarrar mis leyes, y que tomar mi pacto en tu boca, pues que tú
aborreces el castigo, y echas a tu espalda mis palabras? Si veías al
ladrón, tú corrías con él; y con los adúlteros era tu parte. Tu boca
metías en mal, y tu lengua componía engaño.”
Salmos 50:16-19
.
Dios dispersará y sacudirá estas influencias divisorias, y librará a
su pueblo, si los que profesan toda la verdad acuden en auxilio del
Señor.
No hay santificación para los desobedientes
No hay santificación bíblica para los que desechan una parte
de la verdad. La Palabra de Dios da bastante luz para que nadie
necesite errar. La verdad es tan sublime que admira a los intelectos
más elevados, y sin embargo, tan sencilla que puede comprenderla y
ser instruído por ella el más humilde y débil hijo de Dios. Los que
no vean la belleza de la verdad, ni le den importancia al mensaje del
tercer ángel, quedarán sin excusa; porque la verdad es clara.
“Que si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se
pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó los
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entendimientos de los incrédulos, para que no les resplandezca la
lumbre del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de
Dios.”
2 Corintios 4:3, 4
.
“Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad.” “Y por ellos yo
me santifico a mí mismo para que también ellos sean santificados en
verdad.”
Juan 17:17, 19
.
“Habiendo purificado vuestras almas en la obediencia de la
verdad, por el Espíritu, en caridad hermanable sin fingimiento, amaos
unos a otros entrañablemente de corazón puro.”
1 Pedro 1:22
.
“Así que, amados, pues tenemos tales promesas, limpiémonos
de toda inmundicia de carne y de espíritu, perfeccionando la santifi-
cación en temor de Dios.”
2 Corintios 7:1
.
“Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no
como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi
ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor; porque
Dios es el que en vosotros obra así el querer como el hacer, por su