Página 131 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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El futur
En ocación de la transfiguración, Jesús fué glorificado por su
Padre. Le oímos decir: “Ahora es glorificado el Hijo del hombre,
y Dios es glorificado en él.”
Juan 13:31
. Así, antes de su entrega y
crucifixión, fué fortalecido para sus últimos terribles sufrimientos.
Al acercarse los miembros del cuerpo de Cristo al período de su
último conflicto, al “tiempo de angustia de Jacob,” crecerán en Cristo
y participarán en gran medida de su Espíritu. Al crecer el tercer
mensaje hasta ser un fuerte pregón, cuando acompañe a la obra final
un gran poder y gloria, los hijos de Dios participarán de aquella
gloria. La lluvia tardía será lo que los fortalecerá y reavivará para
atravesar el tiempo de angustia. Sus rostros resplandecerán con la
gloria de aquella luz que acompaña al tercer ángel.
Vi que Dios preservará de manera maravillosa a su pueblo duran-
te el tiempo de angustia. Así como Jesús oró con toda la agonía de
su alma en el huerto, ellos clamarán con fervor y agonía día y noche
para obtener libramiento. Se proclamará el decreto de que deben
despreciar el sábado del cuarto mandamiento, y honrar el primer
día, o perder la vida. Pero ellos no cederán, ni pisotearán el sábado
del Señor para honrar una institución del papado. Los rodearán las
huestes de Satanás y los hombres perversos, para alegrarse de su
suerte, porque no parecerá haber para ellos medio de escapar. Pero
en medio de las orgías y el triunfo de aquéllos, se oirá el estruendo
ensordecedor del trueno más formidable. Los cielos se habrán en-
negrecido, y estarán iluminados únicamente por la deslumbrante y
terrible gloria del cielo, cuando Dios deje oír su voz desde su santa
morada.
Los cimientos de la tierra temblarán; los edificios vacilarán y
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caerán con espantoso fragor. El mar hervirá como una olla, y toda
la tierra será terriblemente conmovida. El cautiverio de los justos
se cambiará, y con suave y solemne susurro se dirán unos a otros:
“Somos librados; es la voz de Dios.” Con solemne asombro escu-
Testimonios para la Iglesia 1:353, 354 (1862)
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