Página 271 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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La recreación cristiana
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a muchas bromas. Todos no eran observadores del sábado, y se ma-
nifestaba una influencia que no era tan agradable como podríamos
haber deseado.
Pero creo que aun mientras estamos procurando refrigerar nues-
tros espíritus y vigorizar nuestros cuerpos,
Dios requiere
de nosotros
que empleemos todas nuestras facultades en todos los momentos con
el mejor propósito. Podemos asociarnos juntos como lo hacemos
hoy, y hacerlo todo para gloria de Dios. Podemos y debemos dirigir
nuestras recreaciones de tal manera que nos dejen más idóneos para
desempeñar con éxito los deberes que nos incumben, y para que
nuestra influencia sea más benéfica sobre aquellos con quienes trata-
mos. Tal debiera ser especialmente el caso en una ocasión como ésta,
que debiera alegrarnos a todos. Podemos volver a nuestras casas
con el espíritu animado y el cuerpo refrigerado, preparados para
reanudar el trabajo con mejor esperanza y más valor.
Creemos que cada día de nuestra vida es nuestro privilegio glo-
rificar a Dios aquí en la tierra; que no hemos de vivir en este mundo
simplemente para divertirnos y agradarnos a nosotros mismos. Esta-
mos aquí para beneficiar a la humanidad, para ser una bendición para
todos. Y si dejamos que nuestro espíritu se rebaje al nivel en el cual
muchos de los que procuran solamente la vanidad y la insensatez
permiten que se espacie el suyo, ¿cómo podemos beneficiar a la
sociedad, a nuestra especie y generación? No podemos dedicarnos
inocentemente a cualquier diversión que nos incapacite para el más
fiel desempeño de los deberes comunes de la vida.
Queremos buscar lo elevado y hermoso. Queremos desviar la
mente de lo superficial, vano e inestable. Lo que deseamos es obtener
nuevas fuerzas de todo aquello en lo cual participemos. De todas
estas reuniones destinadas a la recreación, de todo trato agradable,
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queremos obtener nueva fuerza para llegar a ser mejores hombres
y mujeres. De toda fuente posible adquiramos nuevo valor, nueva
fuerza, nuevo poder, a fin de elevar nuestra vida a la pureza y la
santidad, y no descender al bajo nivel de este mundo.
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