Los pensamientos vano
Todos vuestros actos, por secretos que penséis que hayan si-
do, están abiertos para vuestro Padre celestial. Nada le es oculto
ni encubierto. Conoce todos vuestros actos y los motivos que los
impulsan. El tiene pleno conocimiento de todas vuestras palabras y
pensamientos.
Es vuestro deber dominar vuestros pensamientos. Tendréis que
guerrear contra una imaginación vana. Podéis pensar que no es pe-
cado permitir que vuestros pensamientos divaguen sin restricción.
Pero no es así. Sois responsables ante Dios por acariciar pensamien-
tos vanos; porque de las vanas imaginaciones nace la comisión de
pecados, la ejecución de aquellas cosas en las cuales la mente se
espació. Gobernad vuestros pensamientos, y entonces os será mu-
cho más fácil gobernar vuestras acciones. Vuestros pensamientos
necesitan ser santificados. Pablo escribe a los corintios: “Destruyen-
do consejos, y toda altura que se levanta contra la ciencia de Dios,
y cautivando todo intento a la obediencia de Cristo.”
2 Corintios
10:5
. Cuando asumáis tal actitud, comprenderéis mejor la obra de
consagración. Vuestros pensamientos serán puros, castos y eleva-
dos; vuestras acciones puras y sin pecado. Vuestros cuerpos serán
conservados en santificación y honor, para que los podáis presentar
“en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro racional
culto.”
Romanos 12:1
. Se requiere de vosotros que seáis abnegados
tanto en las cosas pequeñas como en las grandes. Debéis entregaros
completamente a Dios; en vuestro estado actual no sois aprobados
por él. ...
A fin de responder a los grandes fines de la vida, debéis evitar el
[299]
ejemplo de aquellos que están buscando su propio placer y deleite, y
que no tienen temor de Dios. Dios ha hecho amplias provisiones para
vosotros. El ha dispuesto que si cumplís con las condiciones trazadas
en su Palabra, y os separáis del mundo, recibiréis fuerza de él para
Nota: Porción de un Testimonio dirigido a dos jóvenes.
Testimonios para la Iglesia 3:81-84 (1872)
.
282