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Joyas de los Testimonios 1
res, formadas para servirle perfectamente, se han espaciado en cosas
insensatas en vez de hacerlo en los intereses eternos. Esa mente que
vaga de aquí para allá, es tan capaz de comprender la verdad, la
evidencia de la Palabra de Dios en favor del sábado, y el verdade-
ro fundamento de la esperanza del cristiano, como de analizar las
apariencias, los modales, los vestidos, etc. Y todos los que entregan
su mente al placer que producen los cuentos insensatos y ociosos,
alimentan sus facultades imaginativas; pero ante ellos se eclipsa el
brillo de la Palabra de Dios. La mente queda directamente separada
de Dios, y se destruye el interés por su preciosa Palabra.
Nuestro libro guía
Se nos ha dado un libro para que guíe nuestros pies a través de
los peligros de este obscuro mundo hasta el cielo. Sus páginas nos
dicen cómo podemos escapar de la ira de Dios, y también nos hablan
de los sufrimientos de Cristo por nosotros, y del gran sacrificio que
hizo para que pudiésemos ser salvos y disfrutar de la presencia de
Dios para siempre. Y si algunos son hallados faltos al final, habiendo
oído la verdad como la han oído en esta tierra de luz, será por culpa
suya; quedarán sin excusa. La Palabra de Dios nos explica cómo
podemos llegar a ser cristianos perfectos y escapar a las últimas siete
plagas. Pero ellos no se interesaron en absoluto en descubrirlo. Otras
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cosas distrajeron su mente; apreciaron los ídolos, y despreciaron la
santa Palabra de Dios. Muchos de los que profesan ser cristianos se
han burlado de Dios; y cuando su santa Palabra los juzgue en el día
postrero serán hallados faltos. Esa Palabra que ellos han descuidado
para leer insulsos libros de cuentos, prueba sus vidas. Es la norma;
sus motivos, palabra y obras, como también el uso de su tiempo,
todas esas cosas son comparadas con la Palabra escrita de Dios, y si
ellos son hallados faltos, sus casos quedarán decididos para siempre.
Nuestro único modelo
Vi que muchos se miden entre sí y comparan su vida con la
vida de otros. Esto no debe ser. Nadie sino Cristo nos es dado como
ejemplo. El es nuestro verdadero modelo, y cada uno debe luchar
para distinguirse por su imitación de él. Somos colaboradores de