Página 322 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Joyas de los Testimonios 1
Vd. peca y niega a su Salvador al espaciarse en pensamientos
lúgubres, al acumular pesares y tomar prestadas aflicciones. Intro-
duce en el día de hoy las aflicciones de mañana, amarga su corazón,
impone cargas y nubes a los que la rodean y se fabrica pruebas. El
precioso tiempo de gracia que Dios le ha dado para que haga bien y
se enriquezca con buenas obras, Vd. lo emplea imprudentemente en
pensamientos de pesar y en edificar castillos en el aire. Deja que su
imaginación se espacie en temas que no le traerán alivio ni felicidad.
Sus sueños se oponen directamente a que obtenga una experiencia
sana e inteligente en las cosas de Dios y una idoneidad moral para
una vida mejor.
Recibida en el corazón, la verdad de Dios puede hacernos sa-
bios para salvación. Al creerla y obedecerla, recibiremos gracia
suficiente para los deberes y las pruebas de hoy. No necesitamos
la gracia para mañana. Debemos comprender que hemos de tratar
tan sólo con el día de hoy. Venzamos hoy; neguémonos a nosotros
mismos; velemos y oremos ahora. Obtengamos victorias en Dios
hoy. Las circunstancias y el ambiente que nos rodean, los cambios
que se realizan diariamente alrededor nuestro y la Palabra escrita de
Dios que discierne y prueba todas las cosas bastan para enseñarnos
nuestro deber y lo que debemos hacer día tras día. En vez de per-
mitir que nuestra mente se espacie en pensamientos de los cuales
no obtenemos beneficio alguno, debemos escudriñar las Escrituras
diariamente y cumplir en la vida cotidiana los deberes que tal vez
ahora nos resulten penosos, pero que alguien debe cumplir.
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Las bellezas de la naturaleza tienen una lengua que habla ince-
santemente a nuestros sentidos. El corazón abierto puede ser impre-
sionado por el amor y la gloria de Dios, que se notan en las obras de
sus manos. El oído atento puede oír y comprender las comunicacio-
nes de Dios mediante las obras de la naturaleza. Hay una lección en
el rayo de sol, y en los diversos objetos de la naturaleza que Dios
presenta a nuestra vista. Los campos verdes, los altos árboles, los
pimpollos y las flores, la nube pasajera, la lluvia que cae, el arroyo
que murmura, el sol, la luna y las estrellas del firmamento, todas
estas cosas atraen nuestra atención y meditación y nos invitan a co-
nocer al Dios que lo hizo todo. Las lecciones que se pueden aprender
de los diversos objetos del mundo natural son las siguientes: Ellos
son obedientes a la voluntad de su Creador, nunca niegan a Dios