Página 34 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

Basic HTML Version

La responsabilidad de los padre
Vi que descansa sobre los padres una gran responsabilidad. Estos
no deben ser manejados por sus hijos, sino que deben dirigirlos a
ellos. Se me señaló el caso de Abrahán. El era fiel en su casa, gobernó
a su familia después de él, y ello fué recordado por Dios.
Se me mencionó luego el caso de Elí. El no reprendía a sus hijos
y éstos se pervirtieron y envilecieron y por su maldad extraviaron
a Israel. Cuando Dios hizo conocer sus pecados a Samuel, y le
comunicó la grave maldición que los iba a sobrecoger porque Elí no
los había reprendido, dijo que sus pecados no podían ser limpiados
por sacrificios u ofrendas. Cuando Samuel le transmitió lo que el
Señor le había revelado, Elí se sometió, diciendo: “Jehová es; haga
lo que bien le pareciere.”
1 Samuel 3:18
. La maldición de Dios no
tardó en sobrevenir. Aquellos malvados sacerdotes fueron muertos
así como treinta mil hombres de Israel, y el arca de Dios fué tomada
por el enemigo. Y cuando Elí oyó que el arca de Dios había sido
tomada, cayó de espaldas y murió. Todo este mal resultó de la
negligencia de Elí en cuanto a reprender a sus hijos. Vi que si Dios
era tan escrupuloso que advertía tales cosas antiguamente, no las
nota menos en estos último días.
Los padres deben gobernar a sus hijos, corregir sus acciones
y subyugarlos, o Dios destruirá seguramente a sus hijos en el día
de su gran ira; y los padres que no hayan dominado a sus hijos no
quedarán sin culpa. De manera especial, deben los siervos de Dios
gobernar sus propias familias y mantenerlas en buena sujeción. Vi
que no están preparados para juzgar o decidir asuntos de la iglesia,
a menos que puedan gobernar bien su propia casa. Primero deben
poner orden en su casa, y luego su juicio e influencia pesarán en la
iglesia.
[29]
Vi que las visiones no habían sido más frecuentes últimamente,
porque no han sido apreciadas por la iglesia. La iglesia ha perdido
casi completamente su espiritualidad y fe, y las reprensiones y amo-
Testimonios para la Iglesia 1:118-120 (1855)
.
30