“No puedo ir”
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de Jacob tu padre: porque la boca de Jehová lo ha hablado.”
Isaías
58:12-14
.
Esto perturba a los enemigos de nuestra fe, y ellos emplean todos
los medios de que disponen para estorbarnos en nuestra obra. Sin
embargo, la muralla derribada se va levantando con firmeza. Se está
amonestando al mundo, y muchos ya se apartan de la costumbre
de pisotear el sábado de Jehová. Dios acompaña esta obra y el
hombre no puede detenerla. Los ángeles de Dios cooperan con los
esfuerzos de sus siervos fieles, y la obra progresa constantemente.
Encontraremos oposición de toda clase, como la encontraron los
que edificaban las murallas de Jerusalén; pero si velamos, oramos y
trabajamos como ellos lo hicieron, Dios peleará nuestras batallas y
nos dará preciosas victorias.
Nehemías “se llegó a Jehová, y no se apartó de él, sino que guar-
dó los mandamientos que Jehová prescribió a Moisés. Y Jehová fué
con él.”
2 Reyes 18:6, 7
. Le enviaron repetidas veces mensajeros
para solicitar un parlamento, pero él se negó a recibirlos. Los enemi-
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gos hicieron audaces amenazas con respecto a lo que se proponían
hacer, y mandaron mensajeros a arengar al pueblo que se dedicaba a
la obra de reconstrucción. Estos mensajeros presentaron incentivos
halagadores y prometieron a los constructores dejarlos libres de
restricciones y concederles maravillosos privilegios, si unían sus
intereses a los suyos y dejaban su labor de construcción.
Pero se dió al pueblo la orden de no entrar en controversia con
sus enemigos y de no contestarles, a fin de no darles la ventaja de
las palabras. Los enemigos recurrieron a las amenazas y al ridículo.
Dijeron: “Aun lo que ellos edifican, si subiere una zorra derribará su
muro de piedra.” Sanballat “encolerizóse y enojóse en gran manera,
e hizo escarnio de los Judíos.” Nehemías oró así: “Oye, oh Dios
nuestro, que somos en menosprecio, y vuelve el baldón de ellos
sobre su cabeza.”
“Y enviéles mensajeros, diciendo: Yo hago una grande obra, y
no puedo ir; porque cesaría la obra, dejándola yo para ir a vosotros.
Y enviaron a mí con el mismo asunto por cuatro veces, y yo les
respondí de la misma manera. Envió entonces Sanballat a mí su
criado, a decir lo mismo por quinta vez, con una carta abierta en su
mano.”
Nehemías 4:3, 4
;
6:3-5
.