Página 419 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

Basic HTML Version

La responsabilidad de los miembros de la iglesia
415
Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya
entre vosotros disensiones, antes seáis perfectamente unidos en una
misma mente y en un mismo parecer.”
1 Corintios 1:10
.
También escribió a sus hermanos filipenses: “Por tanto, si hay
alguna consolación en Cristo; si algún refrigerio de amor; si alguna
comunión del Espíritu; si algunas entrañas y misericordias, cumplid
mi gozo; que sintáis lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes,
sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vana-
gloria; antes bien en humildad, estimándoos inferiores los unos a
los otros: no mirando cada uno a lo suyo propio, sino cada cual
también a lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que
hubo también en Cristo Jesús.”
Filipenses 2:1-5
.
A los romanos escribió: “Mas el Dios de la paciencia y de la
consolación os dé que entre vosotros seáis unánimes según Cristo
[449]
Jesús; para que concordes, a una boca glorifiquéis al Dios y Padre
de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, sobrellevaos los unos a los
otros, como también Cristo nos sobrellevó, para gloria de Dios.”
“Unánimes entre vosotros: no altivos, mas acomodándoos a los
humildes. No seáis sabios en vuestra opinión.”
Romanos 15:5-7
;
Romanos 12:16
.
Pedro escribió así a las iglesias dispersas: “Finalmente, sed to-
dos de un mismo corazón, compasivos, amándoos fraternalmente,
misericordiosos, amigables; no volviendo mal por mal, ni maldición
por maldición, sino antes por el contrario, bendiciendo; sabiendo
que vosotros sois llamados para que poseáis bendición en herencia.”
1 Pedro 3:8, 9
.
Y Pablo en su epístola a los corintios, dice: “Resta, hermanos,
que tengáis gozo, seáis perfectos, tengáis consolación, sintáis una
misma cosa, tengáis paz; y el Dios de paz y de caridad será con
vosotros.”
2 Corintios 13:11
.
* * * * *
En cuanto sea posible, debéis andar en armonía con vuestros
hermanos y hermanas. Debéis entregaros a Dios y cesar de manifes-
tar severidad y disposición a censurar. Debéis renunciar a vuestro
propio espíritu y recibir en su lugar el espíritu del amado Salvador.
Extended vuestra mano y asíos de la suya, para que su contacto