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Joyas de los Testimonios 1
Se necesitan misioneros de Dios, hombres y mujeres fieles que
no rehuyan la responsabilidad. Un trabajo juicioso logrará buenos
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resultados. Hay verdadero trabajo que hacer. La verdad debe ser
presentada a la gente de una manera cuidadosa por personas que unan
la mansedumbre a la sabiduría. No debemos mantenernos apartados
de nuestros semejantes, sino acercarnos a ellos; porque sus almas
son tan preciosas como las nuestras. Podemos llevar la luz a sus
hogares y, con espíritu enternecido y subyugado, interceder con ellos
para que vivan a la altura del exaltado privilegio que se les ofrece;
podemos orar con ellos cuando parezca apropiado, mostrarles que
pueden alcanzar cosas superiores, y luego hablarles con prudencia
de las verdades sagradas para estos postreros días.
Entre nuestro pueblo hay más reuniones dedicadas al canto que
a la oración. Pero aun estas reuniones pueden ser dirigidas con re-
verencia acompañada de alegría para que ejerzan buena influencia.
Sin embargo, hay demasiadas bromas, ociosa conversación y chis-
mes para que estos momentos resulten beneficiosos para elevar los
pensamientos y refinar los modales.
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