Página 448 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Joyas de los Testimonios 1
las furiosas tempestades de las pruebas y las tentaciones, sus almas
naufragan. Puede que haya hombres que tengan excelentes dones,
mucha capacidad, espléndidas cualidades; pero un defecto, un solo
pecado albergado, ocasionará al carácter lo que al barco una tabla
carcomida: un completo desastre y una ruina absoluta.
Los hombres que ocupan puestos de responsabilidad deben pro-
gresar continuamente. No deben aferrarse a los métodos antiguos y
creer que no es necesario convertirse en obreros que empleen mé-
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todos científicos. Aunque cuando viene al mundo el hombre es el
más impotente de los seres que ha creado Dios, y es el más perverso
por naturaleza, es capaz, sin embargo, de progresar constantemente.
Puede ser ilustrado por la ciencia, ennoblecido por la virtud, y puede
progresar en dignidad mental y moral, hasta alcanzar una perfección
de la inteligencia y una pureza de carácter tan sólo un poco inferiores
a la perfección y la pureza de los ángeles. Con la luz de la verdad
que resplandece sobre los intelectos humanos y el amor de Dios que
se derrama en su corazón, no podemos concebir lo que pueden llegar
a ser ni cuán grande obra pueden hacer.
Necesidad de progreso constante
Sé que el corazón humano está ciego con respecto a su verdadera
condición; pero no puedo dejaros sin hacer un esfuerzo por ayudaros.
Os amamos, y queremos veros progresar hacia la victoria. Jesús os
ama. El murió por vosotros y quiere que os salvéis. No deseamos
obligaros a quedar en ***; pero queremos que hagáis una obra cabal
en beneficio de vuestra propia alma, que corrijáis todos los males
que haya allí y que hagáis todo esfuerzo posible para dominar el yo,
no sea que perdáis el cielo. Esto es algo que no debéis permitir. Por
amor a Cristo, resistid al diablo y él huirá de vosotros.
* * * * *
La obra que consiste en podarnos y purificarnos para el cielo, es
una obra grande y nos costará mucho sufrimiento y prueba, porque
nuestra voluntad no quiere sujetarse a la de Cristo. Debemos pasar
por el horno de fuego hasta que éste haya consumido la escoria y
seamos purificados y reflejemos la imagen divina. Los que siguen sus