Página 478 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Joyas de los Testimonios 1
testimonio de mí.”
Juan 5:39
. La Biblia es una guía infalible. Exige
perfecta pureza en palabras, pensamientos y acciones. Únicamente
los que tengan un carácter virtuoso y sin mancha podrán entrar en
la presencia de un Dios puro y santo. Si se estudia y obedece la
Palabra de Dios, guiará a los hombres, así como los israelitas fueron
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conducidos por una columna de fuego de noche y una columna de
nube de día. La Biblia es la voluntad de Dios expresada al hombre. Es
la única norma perfecta de carácter y señala el deber del hombre en
toda circunstancia de la vida. En ésta hay muchas responsabilidades
que recaen sobre nosotros, cuyo descuido no sólo nos ocasionará
sufrimientos a nosotros mismos, sino que causará pérdida a otros.
Hombres y mujeres que profesan reverenciar la Biblia y seguir
sus enseñanzas, dejan de cumplir en muchos respectos lo que ella
exige. En la educación de los niños siguen su propia naturaleza
perversa más bien que la revelada voluntad de Dios. Este descuido
del deber entraña la pérdida de millares de almas. La Biblia traza
reglas para la correcta disciplina de los niños. Si los hombres si-
guiesen estos requerimientos de Dios, veríamos hoy aparecer en el
escenario de acción una clase de jóvenes muy diferente. Pero los
padres que profesan creer la Biblia y seguirla, obran de una manera
directamente contraria a sus enseñanzas. Oímos el clamor de tristeza
y angustia de parte de padres y madres, que lamentan la conducta
de sus hijos sin darse cuenta de que ellos están trayendo esa tristeza
y angustia sobre sí mismos y arruinando a sus hijos por su erróneo
cariño. No se percatan de las responsabilidades que Dios les dió en
cuanto a inculcar en sus hijos hábitos correctos desde la infancia.
Padres, sois en extenso grado responsables de las almas de vues-
tros hijos. Muchos descuidan su deber durante los primeros años de
la vida de éstos, pensando que cuando lleguen a ser mayores tendrán
entonces mucho cuidado para reprimir lo malo y educarlos en lo
bueno. Pero la época en que deben llevar a cabo esta obra es cuando
los niños son tiernos lactantes en sus brazos. No es correcto que los
padres mimen y echen a perder a sus hijos; ni tampoco es correcto
que los maltraten. Una conducta firme, decidida y recta producirá
los mejores resultados.
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