Página 49 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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“Sé celoso y arrepiéntete”
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“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oyere mi voz
y abriere la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo.”
Apocalipsis 3:20
. Vi que muchos tienen tanta escoria acumulada
ante la puerta del corazón que no pueden abrirla. Algunos tienen
que eliminar las dificultades que tienen con sus hermanos. Otros
tienen que eliminar el mal genio o la codicia antes que puedan abrir
la puerta. Otros colocan al mundo delante de la puerta de su corazón,
y así la cierran. Toda esta escoria tiene que ser quitada. Entonces
podrán abrir la puerta y dar la bienvenida al Salvador.
En la visión me fué mostrado cuán preciosa es la promesa:
“Entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” ¡Oh, qué admirable
es el amor de Dios! A pesar de toda nuestra tibieza y nuestros
pecados nos dice: “Tornaos a mí y yo me tornaré a vosotros, y sanaré
todas vuestras rebeliones.” El ángel lo repitió unas cuantes veces:
“Tornaos a mí y yo me tornaré a vosotros, y sanaré todas vuestras
rebeliones.” El ángel lo repitió unas cuantas veces: “Tornaos a mí
y yo me tornaré a vosotros, y sanaré todas vuestras rebeliones.”
actuando más o menos como antes, y la boca del Señor los vomitará.
Únicamente aquellos que se arrepientan celosamente recibirán el
favor de Dios.
“Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mi trono;
así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.”
Apocalipsis 3:21
. Podemos vencer plena y enteramente. Jesús murió
para hacernos un camino de salida, a fin de que pudiésemos vencer
todo mal genio, todo pecado, toda tentación y sentarnos al fin con él.
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Es nuestro privilegio tener fe y salvación. El poder de Dios no
ha disminuido. Vi que su poder nos sería concedido tan libremente
como antes. La iglesia de Dios es la que ha perdido su fe para pedir,
su energía para luchar y clamar como Jacob: “No te dejaré, si no me
bendices.”
Génesis 32:26
. La fe perseverante se ha ido muriendo.
Debe revivir en el corazón de los hijos de Dios. Se debe solicitar la
bendición de Dios. La fe, la fe viva nos eleva siempre hacia Dios y
la gloria; la incredulidad nos arrastra hacia abajo, las tinieblas y la
muerte.