Página 50 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

Basic HTML Version

46
Joyas de los Testimonios 1
Se preparan pruebas
Vi que la mente de algunos miembros de la iglesia no ha fun-
cionado correctamente. Algunos, de temperamento peculiar, se han
valido de sus propias nociones para medir a sus hermanos. Si algu-
nos no estaban completamente de acuerdo con ellos, en seguida se
producían dificultades en el campamento. Algunos han colado el
mosquito y tragado el camello.
Estos preconceptos han sido tolerados demasiado tiempo. Se
ha efectuado una búsqueda en un pajar. Y cuando no surgieron
verdaderas dificultades en la iglesia, se fabricaron pruebas. La mente
de la iglesia y de los siervos del Señor queda desviada de Dios, la
verdad y el cielo, para espaciarse en las tinieblas. Satanás se deleita
en que continúen haciéndose tales cosas, pues esto lo satisface. Pero
ninguna de estas pruebas es de las que han de purificar a la iglesia,
ni aumentarán al fin la fuerza del pueblo de Dios.
Vi que algunos se están marchitando espiritualmente. Han vivido
durante algún tiempo velando para mantener a sus hermanos en el
camino recto, observando todo defecto para crearles dificultades. Y
mientras hacían esto, su mente no se aferraba a Dios ni al cielo ni a
la verdad, sino precisamente donde Satanás quiere que se aferre: a
alguna otra persona. Los tales han descuidado sus almas; rara vez
advierten sus propios defectos, porque han tenido bastante que hacer
para observar los defectos ajenos. Ni siquiera analizan sus propias
[45]
almas ni escudriñan su propio corazón. Les llama la atención el
vestido de una persona, su sombrero o su delantal. Deben hablar
a éste o aquél, y esto basta para ocuparlos durante semanas. Vi
que toda la religión de algunas pobres almas consiste en observar
las vestiduras y las acciones de los demás, y censurarlas. A menos
que se reformen no habrá lugar para ellas en el cielo, porque hasta
criticarían al Señor mismo.
Dijo el ángel: “Estar en paz con Dios es una obra individual.” Se
efectúa entre Dios y nuestra propia alma. Pero cuando las personas se
preocupan tanto por los defectos ajenos, no se cuidan de sí mismas.
Estas personas llenas de preconceptos y de tendencias a la censura
se curarían probablemente de su hábito si trataran directamente con
el prójimo a quien consideran equivocado. Esto les costaría tanto
que renunciarían a sus opiniones antes que ir. Pero es fácil hablar