Dispépticos mentales
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son demasiado claros para que se los entienda mal, otros son más
intrincados y exigen estudio cuidadoso y paciente. Como el metal
precioso oculto en las colinas y las montañas, es necesario buscar
sus gemas de verdad y almacenarlas en la mente para uso futuro.
¡Ojalá que todos ejercitasen sus mentes tan constantemente en la
búsqueda del oro celestial como en la del oro que perece!
Cuando Vd. escudriñe las Escrituras con el ferviente deseo de
aprender la verdad, Dios impartirá su Espíritu a su corazón e impre-
sionará su mente con la luz de su Palabra. La Biblia es su propio
intérprete, pues un pasaje explica el otro. Comparando los textos que
se refieren a los mismos temas, verá Vd. una belleza y una armonía
que nunca soñó. No hay otro libro cuya lectura fortalezca, amplíe,
eleve y ennoblezca la mente como la lectura de este Libro de los
libros. Su estudio imparte nuevo vigor a la mente, que es puesta así
en contacto con temas que requieren reflexión fervorosa y es impul-
sada a orar a Dios para poder comprender las verdades reveladas.
Si se deja que la mente trate temas comunes en vez de problemas
difíciles y profundos, se estrechará hasta el nivel de los asuntos que
contemple y perderá finalmente su poder de expansión.
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Desagradan a Dios aquellos que negligente o indolentemente
dejan de convertirse en obreros eficientes y bien informados. El cris-
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tiano debe poseer más inteligencia y discernimiento más agudo que
el mundano. El estudio de la Palabra de Dios amplía continuamente
el espíritu y fortalece el intelecto. No hay nada que refine y eleve
tanto el carácter, y dé tanto vigor a toda facultad, como el ejercicio
continuo de la mente para captar y comprender las verdades de peso
e importancia.
La mente humana se atrofia y debilita cuando trata solamente con
asuntos comunes, sin elevarse nunca por encima del nivel de las cosas
temporales y de los sentidos, para asir los misterios de lo invisible. El
entendimiento se rebaja gradualmente al nivel de los temas con que
se familiariza constantemente. La mente contraerá sus facultades y
perderá su capacidad si no se ejercita para adquirir conocimiento