La influencia de las compañías
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edifican. La tempestad de la tentación lanzará sus embates contra el
edificio, y a menos que éste se halle firme y fielmente construído,
no resistirá la prueba.
Un buen nombre es más precioso que el oro. Existe en los jóvenes
la inclinación a asociarse con los que son de mentalidad y moral
inferior. ¿Qué felicidad verdadera puede esperar una persona joven
de una relación voluntaria con personas que tienen una norma baja
de pensamientos, sentimientos y conducta?
Hay personas de gustos envilecidos y costumbres depravadas, y
todos los que elijan tales compañeros seguirán su ejemplo. Vivimos
en tiempos peligrosos que deben infundir temor en todos los cora-
zones. Vemos que la mente de muchos se pierde en los enredos del
escepticismo. Las causas de esto son la ignorancia y el orgullo y un
carácter deficiente. La humildad es una lección difícil de aprender
para el hombre caído. Hay en el corazón humano algo que se opo-
ne a la verdad revelada que se refiere a Dios y los pecadores, a la
transgresión de la ley divina y al perdón por medio de Cristo.
Guardemos nuestro espíritu
Hermanos y hermanas, ancianos y jóvenes, cuando tengáis un
momento libre, abrid la Biblia y atesorad en la mente sus preciosas
verdades. Cuando estáis trabajando, custodiad vuestra mente, man-
tenedla firme en Dios, hablad menos y meditad más. Recordad que
“toda palabra ociosa que hablaren los hombres, de ella darán cuenta
en el día del juicio.”
Mateo 12:36
. Sean vuestras palabras selectas;
esto cerrará una puerta contra el adversario de las almas. Empezad el
día con oración; trabajad como a la vista de Dios. Sus ángeles están
siempre a vuestro lado, anotando vuestras palabras, vuestra conducta
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y la manera en que hacéis vuestro trabajo. Si os apartáis del buen
consejo y elegís como compañeros a aquellos de quienes podéis con
razón sospechar que no tienen inclinación religiosa, aunque profesan
ser cristianos, no tardaréis en llegar a ser como ellos. Os ponéis en el
camino de la tentación, en el campo de batalla de Satanás, y a menos
que estéis constantemente guardados seréis vencidos por sus desig-
nios. Hay personas que durante cierto tiempo profesaron la religión;
y sin embargo, estaban realmente apartadas de Dios e insensibles
a la voz de la conciencia. Son vanas y triviales, su conversación es