La sencillez en el vestir
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moda cambia a cada momento, y nuestras hermanas la siguen, sin
reparar en el gasto de tiempo y dinero. Se gastan en vestidos muchos
recursos que debieran ser devueltos a Dios, el Dador de ellos.
Los observadores del sábado que han cedido a la influencia del
mundo, han de ser probados. Están por sobrecogernos los peligros
de los postreros días, y espera al profeso pueblo de Dios una prueba
que muchos no han anticipado. Será probada la sinceridad de su fe.
Muchos se han unido con los mundanos en el orgullo, la vanidad, y
la búsqueda de placeres, lisonjeándose de que podían hacer esto y
seguir siendo cristianos. Pero son estas complacencias las que los
separan de Dios, y los hacen hijos del mundo. Cristo no nos dió
un ejemplo tal. Únicamente los que se niegan a sí mismos, y viven
una vida de sobriedad, humildad y santidad, siguen verdaderamente
a Jesús; y los tales no pueden disfrutar de la compañía de quienes
aman al mundo.
Muchos se visten como el mundo, a fin de ejercer influencia
sobre los incrédulos; pero en esto cometen un triste error. Si quieren
ejercer una influencia verdadera y salvadora, vivan de acuerdo con
su profesión de fe, manifiéstenla por sus obras justas, y hagan clara
la distinción que hay entre el cristiano y el mundo. Sus palabras, su
indumentaria y sus acciones deben hablar en favor de Dios. Entonces
ejercerán una influencia santa sobre todos los que los rodeen, y aun
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los incrédulos conocerán que han estado con Jesús. Si alguno quiere
que su influencia se ejerza en favor de la verdad, viva de acuerdo
con lo que profesa e imite así al humilde Modelo.
El orgullo, la ignorancia y la insensatez son compañeros cons-
tantes. Al Señor le desagrada el orgullo manifestado entre su pueblo
profeso. Le deshonra su conformidad con las modas malsanas, in-
modestas y costosas de esta época degenerada.
La moda rige al mundo; y es un ama tiránica, que con frecuencia
obliga a sus adeptos a someterse a los mayores inconvenientes e
incomodidades. La moda impone tributos sin razón y cobra sin
misericordia. Tiene un poder fascinador, y está siempre lista para
criticar y para ridiculizar a los pobres si no siguen en su estela a
cualquier costo, aun con el sacrificio de la vida misma. Satanás se
regocija de que sus designios tengan tanto éxito, y la muerte se ríe
del celo ciego y de la insensatez destructora de la salud de aquellos
que adoran ante el altar de la moda. ...