Página 69 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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La prueba de Dio
Dios probará a los suyos. Jesús los soporta pacientemente, y no
los vomita de su boca en un momento. Dijo el ángel: “Dios está
pesando a su pueblo.” Si el mensaje hubiese sido de corta duración,
como muchos de nosotros suponíamos, no habría habido tiempo
para desarrollar el carácter. Muchos actuaron por sentimientos, no
por principios y fe, y este mensaje solemne y temible, los conmovió.
Obró sobre sus sentimientos y excitó sus temores, pero no realizó
la obra que Dios quería que realizase. Dios lee el corazón. Porque
sus hijos no se engañen a sí mismos, les da tiempo para que pase la
excitación; luego los prueba para ver si quieren obedecer el consejo
del Testigo fiel.
Dios conduce a su pueblo paso a paso. Coloca a sus seguidores
en diferentes situaciones a fin de que se manifieste lo que hay en el
corazón. Algunos soportan ciertas pruebas, pero fracasan en otras. A
medida que se avanza en este proceso, el corazón es probado un poco
más severamente. Si los que profesan ser hijos de Dios, encuentran
que su corazón se opone a esta obra directa, deben convencerse de
que tienen que hacer algo para vencer, si no quieren ser vomitados
de la boca del Señor.
Dijo el ángel: “Dios irá probando cada vez más de cerca a cada
uno de sus hijos.” Algunos están dispuestos a aceptar un punto; pero
cuando Dios los prueba en otro, lo rehuyen y retroceden, porque
hiere directamente algún ídolo suyo. Así tienen oportunidad de
ver lo que hay en su corazón que los aísla de Jesús. Hay algo que
aprecian más que la verdad y su corazón no está preparado para
recibir a Jesús. Los individuos son probados durante cierto tiempo
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para ver si quieren sacrificar sus ídolos y escuchar el consejo del
Testigo fiel. Si alguno no quiere ser purificado por la obediencia
de la verdad, y vencer su egoísmo, su orgullo y malas pasiones, los
ángeles de Dios reciben este encargo: “Se han unido a sus ídolos,
dejadlos,” y prosiguen con su obra, dejando en manos de los malos
Testimonios para la Iglesia 1:186-190 (1859)
. (Del cap. “La iglesia de Laodicea.”)
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