Página 82 - Joyas de los Testimonios 1 (1971)

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Joyas de los Testimonios 1
Resultados de la negligencia paterna
Los padres no empiezan a tiempo. No subyugan la primera
manifestación de mal genio del niño, y éste nutre una terquedad
que aumentará con el crecimiento y se fortalecerá a medida que
él mismo adquiera fuerza. Algunos niños piensan que por ser ya
mayorcitos es la cosa más natural que se los deje hacer su propia
voluntad y que sus padres se sometan a sus deseos. Ellos esperan que
sus padres los sirvan. Las restricciones los impacientan, y cuando ya
tienen bastante edad para ayudar a sus padres, no llevan las cargas
que debieran llevar. Se les ha eximido de las responsabilidades, y
se vuelven inútiles para el hogar y para cualquier ambiente. No
tienen poder de resistencia. Los padres han llevado las cargas, y
los han dejado crecer ociosos, sin hábitos de orden, laboriosidad ni
economía. No se los ha habituado a la abnegación, sino que se los
ha mimado y echado a perder. Sus apetitos han sido fomentados;
y llegan a la edad adulta con la salud debilitada. Sus modales y
comportamiento no son agradables. Son desdichados ellos mismos,
y hacen desdichados a cuantos los rodean. Y mientras los hijos
son aún niños, mientras necesitan ser disciplinados, se les deja salir
en grupos y buscar la sociedad de los jóvenes, y unos ejercen una
influencia corruptora sobre otros.
La maldición de Dios descansará seguramente sobre los padres
infieles. No sólo están ellos plantando espinas que los habrán de herir
aquí, sino que deberán arrostrar su propia responsabilidad cuando se
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abra el juicio. Muchos hijos se levantarán en el juicio y condenarán
a sus padres porque no los reprendieron, y los harán responsables
de su destrucción. La falsa simpatía y el amor ciego de los padres
los impulsa a excusar y a no corregir las faltas de sus hijos, y como
consecuencia éstos se pierden, y la sangre de sus almas recaerá sobre
los padres infieles.
Los niños que son así criados sin disciplina, tienen que apren-
derlo todo cuando profesan seguir a Cristo. Toda su experiencia
religiosa queda afectada por la crianza que han recibido en su niñez.
Muchas veces aparece el mismo carácter voluntarioso, la misma
falta de abnegación, la misma impaciencia bajo los reproches, el
mismo amor propio y mala voluntad para aceptar consejos ajenos, o
para recibir la influencia de los juicios ajenos, la misma indolencia,