Página 135 - Mente, Car

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Diligencia
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gloria de Dios. Cada día se necesita también el poder transformador
de Dios sobre el corazón y el carácter. La autodisciplina necesita
ser practicada por todo el que pretende ser un hijo de Dios; porque
de esta manera la mente y el corazón son puestos en sujeción a la
mente y la voluntad de Dios. Una disciplina decidida en la causa del
Señor realizará más que la elocuencia y los talentos más brillantes.
Una mente ordinaria, bien educada, realizará una obra mayor y más
elevada que la mente más encumbrada y los mayores talentos, sin el
autocontrol.—
The Review and Herald, 28 de julio de 1896
.
Los ángeles toman posesión de las mentes
Los ángeles celestiales están [...] trabajando para tomar posesión
de las mentes razonadoras, y su poder es mucho mayor que el de
las huestes de las tinieblas. Hay mentes que tratan con las cosas
sagradas y no están en íntima conexión con Dios y no disciernen el
Espíritu de Dios. A menos que la gracia de Dios los transforme a
la imagen de la semejanza de Cristo, su Espíritu los dejará como el
agua deja un recipiente agrietado. Su única esperanza es buscar a
Dios con toda su mente, corazón y alma. Entonces ellos se esforzarán
legítimamente por el dominio. Satanás robará la imaginación y los
afectos si le damos una oportunidad.—
Manuscrito 11, 1893
.
Se exige la más alta y santificada ambición
“Bástate mi gracia” (
2 Corintios 12:9
), es la promesa del gran
Maestro. Aprendan de la inspiración de las palabras, y nunca hablen
con duda e incredulidad. Sean enérgicos. No hay servicio a medias
en la religión pura y sin mancha. “Y amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente, y con todas
tus fuerzas”.
Marcos 12:30
. De aquellos que creen en la Palabra de
Dios, se exige la más alta y santificada ambición.—
Consejos para
los Maestros Padres y Alumnos acerca de la Educación Cristiana,
345, 346 (1896)
.
Obren con la personalidad que Dios les ha dado
Dios nos ha dado capacidad para pensar y obrar, y actuando
con cuidado, buscando en Dios nuestra sabiduría, llegaremos a estar