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Mente, Carácter y Personalidad 1
Cuando usted decida que no puede ser un cristiano y seguir
haciendo lo que quiere, cuando se dé cuenta de que tiene que entregar
su voluntad a la voluntad de Dios, entonces podrá acceder a la
invitación de Cristo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y
cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y
aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis
descanso para vuestras almas, porque mi yugo es fácil y ligera mi
carga”.
Mateo 11:28-30
.—
Manuscrito 13, 1897
.
Control de las emociones internas
Usted puede ser alegre si pone sus pensamientos en sujeción a
la voluntad de Cristo. Usted no debería demorarse sino escudriñar
cuidadosamente su propio corazón y morir cada día al yo.
Usted puede preguntar: ¿Cómo puedo dominar mis propios actos
y controlar mis emociones internas?
Muchos que no profesan amar a Dios controlan su espíritu hasta
cierto punto sin la ayuda de la gracia especial de Dios. Ejercen el
autocontrol. Esto en verdad es una reprensión para los que saben que
pueden obtener de Dios fuerza y gracia, y sin embargo no manifiestan
las gracias del Espíritu. Cristo es nuestro modelo. Él era manso y
humilde. Aprenda de él e imite su ejemplo. El Hijo de Dios no tuvo
tacha. Debemos apuntar a su perfección y vencer como él venció
si hemos de sentarnos a su mano derecha.—
Testimonies for the
Church 3:336 (1873)
.
Las emociones son tan cambiantes como las nubes
¿Pero esperaremos hasta que sintamos que estamos limpiados?
No. Cristo ha prometido que “si confesamos nuestros pecados, él
es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda
maldad”.
1 Juan 1:9
. Ustedes son probados por Dios mediante su
Palabra. No han de esperar emociones maravillosas antes de creer
que Dios los ha escuchado. Los sentimientos no han de ser su norma,
pues las emociones son tan mutables como las nubes. Deben tener
algo sólido como fundamento su fe, la Palabra del Señor es una
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Palabra de infinito poder, en ella pueden confiar, y él ha dicho:
“Pedid, y recibiréis”.
Juan 16:24
. Miren al Calvario. ¿No ha dicho