La influencia de los padres
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jando con todas sus fuerzas para desviarlos. Con una determinación
que muchos ni sueñan él está buscando obtener el control de sus
mentes y anular el efecto de los mandamientos de Dios en la vida de
ellos.—
Manuscrito 93, 1909
.
Los padres han de ligar a sus hijos a su corazón
No dejen que sus hijos los vean con rostros ceñudos. Si ellos
ceden a la tentación, y luego ven su error y se arrepienten de él, per-
dónenlos tan generosamente como ustedes esperan ser perdonados
por su Padre celestial. Instrúyanlos bondadosamente y unánlos a
su corazón. Este es un tiempo crítico para los niños. Los rodearán
influencias tendientes a separarlos de ustedes, y deben contrarres-
tarlas. Enséñenlos a hacer de ustedes sus confidentes. Permitan que
ellos les cuenten sus pruebas y goces. Estimulando esto, los librarán
de muchas trampas que Satanás ha preparado para sus pies inexper-
tos. No traten a sus hijos únicamente con severidad, olvidándose
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de su propia niñez, y olvidando que ellos son solo niños. No es-
peren de ellos que sean perfectos, ni traten de obligarlos a actuar
como hombres y mujeres en seguida. Haciendo esto, cerrarían la
puerta de acceso que de otra manera pudieran tener hacia ellos, y
los impulsarán a abrir la puerta a las influencias perjudiciales, que
permitirán a otros envenenar sus mentes juveniles antes de advertir
el peligro.—
Joyas de los Testimonios 1:136 (1863)
.
Disciplina concreta y uniforme
La felicidad de cada niño puede alcanzarse con una disciplina
concreta y uniforme. Las gracias más genuinas del niño consisten en
la modestia y la obediencia, oídos atentos para escuchar las palabras
de orientación, pies y manos dispuestos a caminar y trabajar en la
senda del deber. Y la verdadera bondad del niño traerá su propia
recompensa, aun en esta vida. Los primeros años constituyen el
momento ideal para el proceso educativo, no solo para que el niño
llegue a ser más servicial y lleno de gracia y de verdad en esta
vida, sino para que pueda asegurarse el lugar preparado en el hogar
celestial para todos los que son fieles y obedientes. En la educación
de nuestros propios hijos y en la de los hijos de otros hemos probado