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Mente, Carácter y Personalidad 1
amor a Dios y a nuestros prójimos no se revelará en actos impruden-
tes ni nos llevará a ser molestos, criticones o dictatoriales. El amor
no se envanece. El corazón donde reina el amor será guiado a una
conducta suave, cortés y compasiva hacia los demás, ya sea que nos
gusten o no, ya sea que nos respeten o nos traten mal.—
Testimonies
for the Church 5:123, 124 (1882)
.
El verdadero amor es modesto
La devoción que Dios requiere se revela en el amor sincero por
las almas por las que Cristo dio su vida. Cuando Cristo vive en el
corazón se manifestará por el amor que prescribe a sus discípulos.
Sus hijos verdaderos preferirán a los demás antes que a sí mismos.
No buscan la parte más grande en ningún lugar ni momento, porque
no consideran que sus talentos sean superiores a los de sus hermanos.
Cuando este es el caso, se mostrará la señal mediante una revelación
del amor que Cristo manifestó por las almas de los hombres: un amor
abnegado, genuino, que prefería el bienestar de los demás antes que
el propio.—
Manuscrito 121, 1899
.
El amor transforma el carácter
Presenten el amor de Jesús a los que no conocen la verdad, y
esta trabajará como levadura en la transformación del carácter.—
Testimonies for the Church 8:60 (1904)
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Amor egoísta
Dios anhela que sus hijos comprendan que para glorificarlo
deben dar su afecto a quienes más lo necesitan [...]. No debe ma-
nifestarse egoísmo en la mirada, en las palabras, o en los hechos,
cuando se trata con aquellos que pertenecen a la misma fe [...] aun-
que sean encumbrados o humildes, ricos o pobres. El amor que
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pronuncia palabras bondadosas solamente a unos pocos, mientras a
otros se los trata con frialdad e indiferencia, no es amor, sino egoís-
mo, y de ninguna manera obrará para el bien de las almas o para
la gloria de Dios. Nuestro amor [...] no debe reservarse para unos
pocos y descuidar a otros. Quiebren la botella, y la fragancia llenará
la casa.—
Nuestra Elavada Vocacion, 233 (1899)
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