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Mente, Carácter y Personalidad 1
aspiraciones purificadas por el dominio propio. Usted necesita actuar
con motivaciones elevadas y superiores. Reúna toda la eficiencia
que pueda, aprovechando sus oportunidades al máximo para obtener
una educación y preparación del carácter que le permitan ocupar
cualquier cargo que el Señor le asigne. Usted necesita el contrapeso
de un consejo sabio. No desprecie los consejos.—
Carta 23, 1893
.
Disciplínese a sí misma
Usted se inclinará a aceptar las atenciones de quienes son infe-
riores a usted en todo. Usted debe llegar a ser más sabia mediante la
gracia de Cristo. Usted debe considerar cada paso a la luz [del hecho]
de que usted no es dueño de sí mismo; fue comprada por precio. Sea
el Señor su consejero. No haga nada que perjudique o disminuya su
eficiencia. Trate fielmente consigo misma; con persistente esfuerzo
disciplínese a sí misma. La gracia de Jesucristo la ayudará a cada
paso si está dispuesta a ser enseñada y ser considerada.
[301]
Le escribo esto ahora, y le escribiré de nuevo dentro de poco,
porque como se me mostró el error de su vida pasada, no me atrevo
a retener mis súplicas más fervorosas a fin de que se someta a la
disciplina más estricta [...].
No se deje arrastrar a ningún sendero falso y no muestre pre-
ferencias por la asociación con los jóvenes, porque no solamente
dañará su propia reputación y sus posibilidades futuras, sino que
despertará esperanzas y expectativas en las mentes de aquellos por
quienes muestra preferencia, y ellos llegarán a ser hechizados con un
sentimentalismo enfermizo y arruinarán su vida estudiantil. Usted y
ellos están en el colegio con el propósito de obtener una educación
que los capacite en el intelecto y el carácter para una mayor utilidad
en esta vida y para la futura vida inmortal. No cometa el error de
recibir atenciones de cualquier joven o de darle esperanzas. El Señor
ha decidido que tiene una obra que usted debe hacer. Permita que su
motivación sea responder a la mente y a la voluntad de Dios, y no
seguir sus propias inclinaciones y ligarse en su destino futuro con
cuerdas que sean como bandas de acero.—
Carta 23, 1893
.