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Capítulo 34—La conciencia
Exaltar la conciencia a su legítimo lugar de autoridad
Dios ha dado a los hombres más que una mera vida animal. “De
tal manera amó al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que
todo aquel que en él cree, no se pierda, sino que tenga vida eterna”.
Juan 3:16
. Él espera que aquellos por quienes hizo un sacrificio tan
grande muestren su aprecio por su amor siguiendo el ejemplo que
Cristo les dejó, y viviendo en armonía con su voluntad. Espera que
respondan al amor que les expresó negándose a sí mismo por el bien
de otros. Espera que usen los poderes de la mente y del cuerpo en su
servicio. Les ha dado afectos, y espera que usen este precioso don
para su gloria. Les ha dado una conciencia, y les prohíbe que usen
mal este don; más bien, debe ser exaltado al lugar de autoridad que
él le ha asignado.—
The Southern Watchman, 1 de marzo de 1904
.
Controle la conciencia y cultive una disposición afable
Todos hemos de cultivar una disposición afable y someternos
al control de la conciencia. El espíritu de la verdad hace mejores
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hombres y mujeres a quienes lo reciben en sus corazones. Trabaja
como la levadura hasta que todo el ser está conformado con sus
principios. Abre el corazón que ha sido congelado por la avaricia;
abre la mano que siempre ha estado cerrada al sufrimiento humano;
y se ven como sus frutos la caridad y la bondad.—
Testimonies for
the Church 4:59 (1876)
.
Una conciencia pura es una adquisición maravillosa
Una conciencia libre de ofensas hacia Dios y los hombres es una
adquisición maravillosa.—
Manuscrito 126, 1897
;
Nuestra Elavada
Vocacion, 145
.
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