Equilibrio en la educación
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cerebro, los huesos, los músculos, la cabeza y el corazón.—
The
Youth’s Instructor, 7 de abril de 1898
;
Hijos e Hijas de Dios, 173
.
La ignorancia no aumenta la espiritualidad
Los jóvenes no deberían ocuparse en la obra de explicar las
Escrituras y disertar sobre las profecías, cuando no conocen las
importantes verdades bíblicas que tratan de dar a conocer a otros.
Pueden ser deficientes en los ramos comunes de educación y dejar,
por tanto, de hacer el bien que podrían si hubieran gozado de las ven-
tajas de una buena escuela. La ignorancia no aumenta la humildad
o espiritualidad de ningún profeso seguidor de Cristo. Un cristiano
intelectual apreciará mejor que nadie las verdades de la Palabra
divina. Cristo puede ser glorificado mejor por los que le sirven con
inteligencia. El gran objeto de la educación es capacitarnos para
hacer uso de las facultades que Dios nos ha dado, de tal manera que
exponga mejor la religión de la Biblia y se glorifique a Dios.—
EC
39 (1872)
.
[363]
La educación requiere esfuerzos esmerados
Los maestros deben dirigir a los alumnos a pensar y a compren-
der claramente la verdad por sí mismos. No basta que el maestro
explique o que el alumno crea; se ha de provocar la investigación
e incitar al alumno a enunciar la verdad en su propio lenguaje para
demostrar que ve su fuerza y se la aplica. Con esmerado esfuerzo
deben grabarse en la mente las verdades vitales. Esto podrá ser
un procedimiento lento; pero vale más que recorrer con demasiada
prisa asuntos importantes sin darles la consideración debida. Dios
espera de sus instituciones que sobrepujen a las del mundo pues
ellas lo representan. Los hombres verdaderamente unidos con Dios
mostrarán al mundo que él es quien maneja el timón.—
Joyas de los
Testimonios 2:427 (1900)
.
Establecer hitos bien definidos
Establezcan los jóvenes hitos bien definidos mediante los cuales
puedan guiarse en las emergencias. Cuando venga una crisis que
exija poderes físicos activos y bien desarrollados y una mente clara,