Página 59 - Mente, Car

Basic HTML Version

Peligros de la psicología
55
para poder, mediante sus especiosas tentaciones, introducir sus arti-
ficios, de tal manera, que no discernamos sus trampas. Cuanto más
cedamos, tanto más poderosos serán sus engaños. No es seguro dis-
cutir o parlamentar con él. Por cada ventaja que le demos al enemigo,
él pedirá más. Nuestra única seguridad consiste en rechazar firme-
mente la primera insinuación a la presunción. A través de los méritos
de Cristo, Dios nos ha dado gracia suficiente para resistir a Satanás,
y ser más que vencedores. La resistencia es el éxito “Resistid al
diablo, y huirá de vosotros”.
Santiago 4:7
. La resistencia debe ser
firme y constante. Perdemos todo lo que ganamos si resistimos hoy
para ceder mañana.—
The Review and Herald, 8 de abril de 1880
;
Nuestra Elavada Vocacion, 97
.
Evitar los actos de presunción
Hay quienes se exponen temerariamente al peligro y a las tenta-
ciones, y se requeriría un milagro de Dios para sacarlos sin daño y
sin contaminación. Esos son actos presuntuosos que no agradan a
Dios. La tentación que Satanás presentó al Salvador del mundo, de
[39]
arrojarse desde el pináculo del templo, fue firmemente enfrentada
y resistida. El archienemigo citó una promesa de Dios, de seguri-
dad, para que Cristo pudiera hacer eso seguramente, confiando en
la promesa. Jesús hizo frente a esa tentación con las Escrituras:
“Escrito está también: “No tentarás al Señor tu Dios””.
Mateo 4:7
.
De la misma manera, Satanás insta a los hombres a ir a lugares a los
que Dios no quiere que vayan, presentándoles las Escrituras para
justificar sus sugerencias.—
The Review and Herald, 8 de abril de
1880
;
Nuestra Elavada Vocacion, 97
.
La fe genuina y la presunción
Las promesas de Dios no son para que las reclamemos impruden-
temente, para protegernos mientras corremos temerariamente hacia
el peligro, violando las leyes de la naturaleza, o desentendiéndonos
de la prudencia y del juicio que Dios nos ha dado. Esto no sería
una fe genuina, sino presunción [...]. Satanás acude a nosotros con
honor mundano, riquezas y los placeres de la vida. Estas tentaciones
son diferentes, para adaptarlas a seres humanos de toda categoría